Cuando el nombre pesa mucho más que la calidad musical.
Por Javi Segura Ruiz.
Sempiterna disyuntiva ha provocado y provocará siempre el hecho de que un importante y carismático alma mater de una banda abandone ésta, (por los diversos motivos que puedan llevar a ello), y la misma prosiga su camino con idéntico nombre; no digamos la polémica adicional que ello propicia si además el estilo de la misma se resiente en los siguientes álbumes con la incorporación de su sustituto y presentando en dichos trabajos un importante giro musical en las nuevas creaciones.
Personalmente siempre he pensado que el principal hándicap a la hora de analizar estos casos es el peso compositivo que el “prófugo” hubiera podido aportar al grupo en cuestión; es decir, en el caso por ejemplo de un vocalista, por drástico e impactante que suponga el cambio con la escucha de las cuerdas vocales de un nuevo cantante, a la larga me acaba influyendo mucho más el peso específico compositivo que el nuevo y el anterior a él pudieran comportar (si se diera el caso claro está) al sonido de la formación y las variaciones, para bien o para mal, que ello pudiera haber generado.
Por distintas circunstancias, (aparentemente diferencias musicales y de índole familiar), Danny Vaughn abandonó Tyketto a los pocos meses de ser publicado su segundo trabajo de estudio, un variado pero a la vez homogéneo “Strenght in Numbers”, fantástico trabajo de hard melódico que tardó dos años en ser publicado, pues Geffen, la compañía del aclamado “Don’t Come Easy”, ya no estaba por la labor de publicar discos de rock melódico cuando las tendencias musicales del momento y que todos recordamos ya estaban por aquel entonces en su pleno apogeo.
Por suerte “Music For Nations” sí editó en 1994 dicho trabajo, misma compañía que se empecinó un año más tarde en mantener el nombre de la formación para su siguiente disco cuando sus propios componentes querían renovarlo, (llamando al grupo por igual nombre que el título de la nueva obra) aún a sabiendas de los controvertidos comentarios que iba a acarrear un cambio de estilo alejado del que sus seguidores podían esperar; sea como fuere el riesgo era evidente, pues ni esos fans de la banda difícilmente iban a ser “abiertos de oídos” ante la nueva música por mucho que continuaran St. James, Clayton Arbeeny y Scott, e igual de complicada se vaticinaba la captación de nuevos adeptos para la causa en los duros tiempos que para un disco de esas características transcurrían.
Y es que “Shine”, tercer trabajo trabajo de Tyketto e interpretado vocalmente por Steve Augeri, (propuesto por el mismo Vaughn para sustituirle al ser confeso fan de su disco con “Tall Stories”), se adentró en los confines del hard rock más clásico y setentero, hecho obvio a poco que le eches las zarpas y reconocido en su momento por Brooke St. James, quien además nombraba a los Zeppelin como principal y reconocible influencia del mismo.
Lo primero que he de destacar de “Shine” es su espectacular sonido que me impactó desde los primeros compases de “Jamie”, (algo así y de primeras solo me ha ocurrido con “Images and Words” en todos estos años); todo suena de lujo y a buen seguro que las formidables mezclas del reputado Bob Ludwig no tan solo tuvieron mucho que ver en ello sino que además, lejos de restar un ápice de autenticidad, ayudaron a incrementar ésta notablemente.
Las nítidas acústicas que acompañan la voz de Augeri en esa inicial y mencionada “Jamie” desembocan en un demoledor riff que te mete una hostia en toda regla para que desde buen inicio empieces a digerir por donde se encaminan las nuevas canciones y cargues pilas con auténtico hard rock de suprema clase, misma sensación que te va a recorrer con “Rawthigh” en la que sus guitarras lo invaden todo a modo de rasgados riffs, dos solos y un apoteósico final precedido por un reposado y vacilón fraseo de Augeri, ¡menudos dos vibrantes temazos para comenzar!
Más acordes electrizantes de St. James sirven de inicio para “Radio Mary”, tema con claras reminiscencias setenteras que recuerda a The Black Crowes especialmente por el modo de cantar de Steve; los coros femeninos que aparecen en la segunda mitad de la canción solo hacen que acrecentar ese cúmulo de sensaciones en otro fabuloso tema.
“Get Me There” es una bonita balada acústica muy intimista en la que como dato curioso tiene alguna parte que fue desechada por el productor Kevin Elson para ser utilizada como intro en “The End of the Summer Days” del anterior álbum y que para este disco y canción fue finalmente rescatada.
Volvemos al potente hard rock clásico, pues de buen inicio así ya lo intuirás con esas rasgadas guitarras que inundan toda la canción en “High”; la clase de Brooke St. James está fuera de toda duda con un solo y arreglos formidables; ¡Qué enérgica elegancia tiene este pedazo de guitarrista!
Me encanta “The Ballad of Ruby”, donde Augeri utiliza tonos graves y susurrantes en la primera mitad, incrementando su registro conforme avanza el tema con la compañía de una incesante y sugerente slide y esas voces femeninas que confieren al tema un aire realmente genuino.
Menuda patada en el culo te mete “Let It Go” con ese inspirado riff con el que se presenta, pero la adrenalina se dispara sin límites cuando, tras esos fraseos más susurrantes de Augeri, éste aumenta las revoluciones con un verso vocal eufórico y apabullante; la vertiente más clásica la encontramos en esa parte más machacona de batería y los coros femeninos que acompañan la voz solista; ¡tema bestial, directo y sin paliativos!
Puro y poderoso hard blues vamos a disfrutar de principio a fin con “Long Cold Winter”, de ritmo penetrantemente marcado y otro fantástico final de St. James.
El órgano sirve de intro a la apacible y quizás demasiado extensa “I Won’t Cry”, tema que destila un elegante blues sureño y donde nuevamente Augeri incrementa paulatinamente sus registros, mientras que el tema homónimo con el que se cierra este excelente trabajo recupera los ritmos hard más clásicos con un risueño riff y un machacón estribillo.
Lo verdaderamente extraño de Shine no son sus composiciones, sino la valentía de los músicos que las crearon en una época nada alentadora para ello y sabedores a ciencia cierta de lo alejado que se presentaba cualquier atisbo de éxito con este disco por todos los motivos antes expuestos.
Hard rock clásico a la vieja usanza y con sonido vanguardista repleto de feeling, clase y elegancia, guitarras espectaculares, una base rítmica que suena nítida, en perfecta armonía y la voz de Augeri que se muestra pletórica y vibrante de principio a fin.
Dale una verdadera oportunidad a “Shine”: el disco se lo merece, tu alma rockera seguro que también.
TYKETTO:
STEVE AUGERI: Voz
MICHAEL CLAYTON ARBEENY: Batería
JAIMIE SCOTT: Bajo
BROOKE ST. JAMES: Guitarra, Coros
KRISTIN MOONEY: Coros
G. SCOTT MCKELVEY: Coros
TOM BRENNAN: Teclados
Joserra
Menudo discazo este Shine. Vaya guitarras hay aquí y cómo está Augeri.
Acertadísimo rescate, Javi, aderezado con interesantes datos.
starbreaker
¡Muchas gracias Joserra!
La verdad es que es un gran disco que no se merece en absoluto el poco entusiasmo que generó y debía ser «rescatado» como tú bien dices.
Un saludo.