Lección avanzada de heavy rock clásico, clase, elegancia y actitud, las viejas glorias aún tienen mucho que decir.
Por Ángel Saint & Sinner.
La coqueta sala que alberga el centro cultural de Larratxo en Donosti, lugar en el que cada año celebramos la Heavy Jaia, que por cierto para la próxima edición que será el 23 de febrero contará con la presencia de Rhapsody Of Fire, era el sitio elegido en Euskadi por las leyendas británicas Tygers Of Pan Tang para dar uno de los shows de su actual gira «Only The Brave Tour». presentando el magnífico último álbum que por titulo lleva el nombre de la banda.
Pena que la sala no luciera una mejor entrada, y es que una formación como Tygers que lleva toda una vida lanzando discos más que aceptables no consiga reunir más que un mero puñado de fans no es normal. Posiblemente estar enmarcados en un festival y la hora en la que salían a escena tras aguantar a cinco grupos más, sea una de las causas para que muchos se lo piensen antes de acercarse a este tipo de festivales. Pero repito, ni aun así los británicos se merecían tan poca asistencia.
Para los que desconozcan la existencia de tan magna formación, que imagino serán pocos, habría que decir que, Tygers of Pan Tang es una banda de Heavy metal formada en 1978 originaria de Whitley Bay, Inglaterra. Fueron una de las formaciones pioneras del movimiento New Wave of British Heavy Metal, a pesar de no alcanzar el reconocimiento comercial de luminarias del género como Iron Maiden, Def Leppard o Saxon.
La banda está viviendo una nueva juventud, y el lanzamiento de sus dos últimos trabajos ha reactivado el interés de los viejos fans y que una horda de jóvenes se haya acercado al sonido contundente de la veterana formación. El guitarrista fundador Robb Weir se mantiene al frente del quinteto que alberga un line up excelente, Graig Ellis aporrea como un poseso sus tambores secundado por el milimétrico bajista Gavin Gray, formando el cochón perfecto para que se luzcan el mencionado Robb y Cristal Micky con esos poderosos riffs y solos vertiginosos que escupen sus guitarras, y liderando todo esa avalancha sonora está el simpático Jacopo Meille, que muestra una aguerrida garganta que se adapta formidable a los viejos temas.
Compactos y correosos sin más que unas pobres luces, saltan a escena y con un sonido soberbio, comienzan la velada enlazando cortes clásicos incrustados en joyas discográficas como ‘Wild Cat’, ‘Crazy Nights’ y ‘Spelbound’ con otros de reciente composición, así la correosa ‘Only The Brave’ nos vuela la cabeza de inmediato, pero por si acaso no estabas K.O., ‘Love Don’t Stay’, ‘Lonely At The Top’, ‘Gangland’, ‘Euthanasia’ y ‘Keepin Me Alive’ se encargarían de rematar al más escéptico de los allí reunidos. Una avalancha de adrenalina digna tan solo de leyendas como los británicos. El ambiente estaba en su pleno apogeo y la retroalimentación que se produjo entre el quinteto y el respetable no bajaría de intensidad en ningún instante algo de lo que se encargarían con composiciones estelares como ‘Take It’, ‘Don’t Stop By’ y la machacona, divertida y orgánica ‘Glad Rags’.
Las guitarras seguían escupiendo fuego en cada nota, con una nitidez impresionante y se mostraba una y otra vez en temas como ‘Never Give In’, la frenética ‘Raised On Rock’ o en la contundente y densa ‘Devil You Know’. Para terminar, dejarían ‘Suzie Smiled’, la mítica ‘Hellhound’ y ‘Love Potion -9’, una traca final efectiva que bien podía haber sido aún mejor de poder ejecutar algún tema más que tenían preparado como ‘Tush’, la extraordinaria versión que acostumbran a tocar de ZZ Top, pero los retrasos creados durante todo el festival nos privaron de alguna joya más.
