Calor desde el frío.
Por Carlos Bayón.
Segundo disco de esta banda finlandesa que se ha hecho bastante de rogar ya que su primer trabajo es de 2013, y es una demostración más de rock melódico escandinavo pero tirando más hacia Brother Firetribe que hacia Crazy Lyxx, por poner dos ejemplos de ahora.
Sí que sigue esa tendencia ochentera con producciones modernas con bases prominentes de teclados y riffs guitarreros como nos podemos encontrar en la inicial y galopante “Never Gonna Let You Down”, o en la enérgica “Like a Spinning Wheel” que puede recordarnos a grupos como Khymera.
Más AOR con un estribillo coreable y de ritmo más pausado es “Take Me With You”. Veloz y tirando hacía un hard rock más festivo es “Secret In Our Heart”, donde endurecen un poco la propuesta y pisan un poco el acelerador siendo de los temas más duros.
La balada “Just Believe”, justo en la mitad con apenas una base de teclados y apoyada en el buen hacer de Markku Kuikka con un solo demasiado acelerado para lo que pide la canción, es bastante simplona, que lo único que hace es cumplir la cuota de temas tranquilos que tiene que haber en cualquier disco.
Con “Absence of Light” la cosa mejora bastante junto a “Secret In Our Heart”, con más cosas en común con el hard ochentero de bandas como Treat o Glory que con grupos americanos, con un épico estribillo de los mejores del disco.
“Always Forever” tiene mucho en común con sus compatriotas Brother Firetribe con unos teclados limpios, una sensibilidad pop y un estribillo corto pero poderoso. También la siguiente “Pretending Diamond”, con un riff algo durete pero más cercano al AOR que se hace en Europa en el que sigue siendo predominante la voz de Markku, que dota a cada tema de una personalidad propia.
Acercándonos ya al final, que suele ser donde van los temas de relleno, nos encontramos una joya como “Turning Cold” con un aire más americano en las guitarras y unos bonitos teclados que te atrapan y no te sueltan, y van dejando pinceladas por toda la canción apoyando el trabajo de las guitarras.
Para el cierre, “Supernatural”, con unos riffs algo más duros que en el conjunto del resto del disco apoyando también la melodía vocal que cambia de registro según va pidiendo la canción. Es un buen final pero parece un poco fuera de lugar, abandona el AOR hacia un hard rock más durillo con una coda orquestada que le queda bastante bien.
Dentro del mogollón de grupos nórdicos que desde hace un tiempo nos inundan con discos revival 80 no desentonan y nos presentan un buen trabajo, que dentro de esa invasión que estamos viviendo de grupos con sonidos similares y que al final acaban sonando todos muy parecidos, intentan dentro de lo que cabe llevarse a su terreno unas canciones que quizá sin la voz de Markku y las guitarras podrían pasar por las de cualquiera de sus compañeros de estilo.
No hay nada que no hayas oído antes, estribillos mágicos y coreables, teclados limpios, guitarras que acompañan fielmente sin hacerse protagonistas de unas canciones que tienen que sonar así, como buenos ejemplos del AOR que se hace ahora mismo en el norte de Europa, y una producción y mezcla propia del género en la que se perciben claramente todos y cada uno de los instrumentos sin sobresalir ninguno por encima de otros.
Es verdad que está habiendo una sobreexplotación de grupos moviéndose en terrenos similares y que puede llevar al agotamiento o aburrimiento dentro de los, por desgracia, no muy numerosos fans, y que se tenga que llegar al punto de elegir muy mucho los grupos que escuchar y se pierdan algunas propuestas interesantes como puede ser esta de The Ragged Saints.
Lo que en mi opinión sí que no hace ningún favor a todas estas bandas es la comparación con los grupos importantes y clásicos del hard rock 80 y que puede llevar a engaño y confusión a los oyentes. Que lo haga la compañía, vale, no está bien, pero es más fácil tirar de grupos reconocibles que de las bandas del barrio aunque no se parezcan en nada, pero que lo hagamos nosotros no debería estar bien. ¿De verdad alguien escucha algo de Ratt o Def Leppard en estas canciones como he leído al documentarme? El disco está muy bien como ente propio y suena ochentero porque fue una época en la que los teclados y las guitarras limpias brillaban en cualquier producción que quisiera triunfar, pero de ahí a que suenen a Bon Jovi va un trecho, y que las expectativas de lo que nos vamos a encontrar con lo que realmente nos encontramos defraude a la gente y tire por tierra el buen hacer de estos finlandeses.
Lo dicho, que me he enrollado mucho, buen disco de estos Santos harapientos que no defraudará a los seguidores de gente como Brother Firetribe o Khymera en una nueva demostración de AOR y rock melódico europeo del siglo XXI con un toque de revival ochentero.
THE RAGGED SAINTS:
MARKKU KUIKKA: Voz
TOMI JULKUNEN: Guitarra
TONI BITE: Guitarra
JUKKA HOFFRÈN: Bajo
MIIKKI KUNTTU: Batería