La personalidad por delante de todo.
Por Juan Antonio García.
The Cult es un grupo especial, camaleónico. Cada disco suyo es un mundo, una obra única, de un estilo diferente pero con la absoluta genialidad de seguir siendo cien por cien “The Cult”.
Seguramente el rasgo que hace esto posible sea la peculiar voz de “Ian Astbury”.
“The Cult” tiene esa riqueza de haber evolucionado sin perder un ápice de su personalidad, y es que con Astbuy al frente, y las guitarras afiladas de Duffy en su época más “Hard”, ya había suficiente, desde el psicodélico “LOVE” hasta el siguiente álbum titulado “Electric”, donde el cambio era brutal con un aire hardrockero clásico y unos riffs de guitarra que parecían tributar a AC/DC: temas sencillos, cortos y directos que nada tenía que ver con lo anterior: pero eran “The Cult”.
A partir de aquí se definen como un verdadero grupo de Hard Rock, pero ya de la época, quitando el clasicismo setentero y dando rienda suelta al virtuosismo, tanto en “Sonic Temple” como en el gran “Ceremony”, mucho más maduro y curtido, donde el trabajo de los dos líderes es verdaderamente excepcional, con cambios de ritmo brutales y la fuerza que siempre les ha caracterizado.
Pasado estos trabajos nadie podía pensar qué rumbo iba a llevar el grupo, aunque seguramente todos pensábamos en un nuevo álbum de Hard Rock y que así consolidaran su carrera de esta manera y con este género en definitiva.
Pero nos encontramos con un disco homónimo, y si bien en el libreto ya se ven cambios estéticos que llaman la atención, nada tiene que ver con la sorpresa que generó este nuevo trabajo musicalmente hablando: pero a día de hoy hay que seguir diciendo…”pero….es que siguen siendo “The Cult”, y además, siguen haciendo Hard Rock”. Paradoja absoluta.
Sí que es cierto que aquí rompieron con algo que siempre les había acompañado, y era ese sonido limpio y contundente, sobre todo en las baterías, ya que el fabuloso trabajo de Mickey Curry” en “Sonic Temple” y “Ceremony”, con aquel sonido de batería tan limpio y agresivo (sobre todo en este último) dio paso a un cambio radical con un sonido de batería enlatado tan poco apropiado en el estilo de la banda.
Hace ya casi 20 años que leía en una de las revistas de tirón de la época (me imagino que sería la Heavy Rock, o si no Kerrang!, aunque dudo que fuera en esta última) que en este álbum se había juntado la genialidad con el patetismo. Yo lo entendía en el siguiente sentido: el sonido era más descuidado, distorsionado, casero, pero la fuerza y la personalidad seguían impolutas. No estoy de acuerdo con ese comentario ya que esta nueva atmósfera que cubre el redondo está buscado y trabajado, incluso en el desafine vocal de Astbury a mitad de canción de “Saints Are Down”. La producción de Bob Rock es sublime, y lo que suena es a propósito y de manera genial. El Grunge aparecía por esta época, no se sabe si esto tenía que ver con la ruptura estética del grupo, donde antes el sonido limpio era algo a tener muy en cuenta, y en este trabajo era todo lo contrario; pero como he comentado, escuchando con atención uno se da cuenta de lo trabajado y cuidado que está todo, aunque no suene como nos gustaría (o como me gustaría) o como creíamos que iba a sonar. Prueba de la gran producción es que a Astbury se le palpa en la oreja como si estuviera en el salón de tu casa. Puede parecer que lo han grabado del tirón, sin hacer pruebas, como en la película de “Begin Again”, pero no, precisamente es todo lo contrario.
Reitero que se deja de lado ese sonido impactante de batería contundente por una batería muy poco agradable personalmente para mí, pero cubierto de manera excepcional por un trabajo de bajo atronador que lleva el peso de los temas.
En las primeras escuchas se intenta empatizar con los temas más directos, pegadizos y que se acerquen a lo escuchado anteriormente. Esto personalmente lo encontraba en los estribillos de “Coming Down”, “Star”, “Be Free” o “Joy”, temazo que me transporta a cualquier capital cosmopolita y que me hace pensar, sobre todo por su comienzo (en otros temas también me pasa), que lo podríamos escuchar en cualquier Pub de música en directo, cuando los grupos se intentan dar a conocer.
Los matices hacen el resto para que el disco triunfe. Por un lado una fórmula exitosa con comienzos más bien tranquilos y psicodélicos que se rompen con los ritmos guitarreros de Duffy (espectacularmente colocados y conseguidos) y que anticipan cada uno de los atronadores estribillos; y es que el secreto está en ese contrapunto de cierta tranquilidad con numerosos matices y luego el subidón sin medida en los estribillos con la agresividad vocal de Astbury: éxito asegurado.
Es un redondo para disfrutar de principio a fin y donde no mencionaré más temas ya que cada uno tiene su vida particular y definirlo sería cosa infinita: unas canciones gustarán más y otras menos y dependerá del oyente, ya que un buen estribillo puede no estar bien acompañado y viceversa; y repito, aquí se disfrutan muchísimos temas por los matices más que por la melodía de un estribillo. Se mezcla lo alternativo con el virtuosismo, y seguramente se pierda algo de esto último a favor de lo primero, pero están en perfecta consonancia.
Está claro que pocos estarán de acuerdo con mi percepción de este extraño pero hermoso disco, y sé que a muchas personas les gusta este trabajo, pero ellos verán otras virtudes y otros defectos diferentes a los que yo veo, y esa es la riqueza que siempre han tenido y siempre tendrán los álbumes de “The Cult”. Particularmente pienso que siempre han hecho lo que han querido y si no, esa es la sensación que me ha calado siempre.
Hagan lo que hagan ahora y en el futuro no borrará lo que ya han hecho. Son grandes.
THE CULT:
IAN ASTBURY: Voz
BILLY DUFFY: Guitarra
CRAIG ADAMS: Bajo
SCOTT GARRETT: Batería
starbreaker
Totalmente de acuerdo con esta gran crítica, no tan solo por el disco en cuestión, sino también por la trayectoria del grupo, (aunque en mi caso el favorito es sin duda «Beyond Good and Evil»); hagan lo que hagan, sorprendan más o menos, gusten o no gusten, siempre suenan a ellos mismos…Pues eso…¡son grandes!