La rabia de estos tiempos.
Por José Ramón González.
Tuve noticia de la existencia de la banda madrileña Somas Cure con la publicación de su anterior álbum, Éter (2017), un trabajo con el que disfruté mucho tratándose de un estilo que no suelo frecuentar. En muchas ocasiones las etiquetas, en lugar de clasificar el objeto, sirven para marcar nuestros propios límites. Es innegable que este grupo pertenece a una nueva generación de músicos, que buena falta nos hacen, y que en su propuesta dan un paso en la evolución natural de los sonidos del rock duro sin romper del todo con la tradición pero incorporando evidentemente los rasgos de la realidad a la que pertenecen. Estaría muy bien que hubiese más bandas de la fuerza y la calidad que aportan Somas Cure. Su propuesta es muy interesante, personal, enérgica, con la que, a pesar de su juventud, ya han logrado cimentar una carrera que los hace más que relevantes.
Cualquiera que haya escuchado música durante las últimas décadas reconocerá en las canciones de esta banda un sonido que atrae inmediatamente, unas guitarras potentes y cortantes, unos bajo y batería que parecen haber aprendido a marcar el ritmo en la contundencia de una herrería, y la inclusión de algunos muy contados ruiditos electrónicos que a uno terminan por parecerle de lo más pertinentes. Aunque creo que el gancho está en las embrujadoras melodías de las voces que atrapan en cuanto uno se despiste un pelo, porque están cargadas de dramatismo, misterio, intensidad y rabia. Esas canciones ponen de manifiesto, junto con las letras, una manera de entender el mundo y de enfrentarse a él, la triste iracundia de estos tiempos, la rebeldía ante la frustración, una energía inconformista. El evidente contraste entre las afiladas guitarras y los ritmos rotundos y las notas alargadas de las melodías vocales encaja en una realidad extraña, difícil de asimilar, pero que al mismo tiempo tiene todo el sentido, pues refleja las sensaciones desasosegantes del mundo que nos está tocando vivir. Frente a la poderosa y contundente base rítmica uno se agarra a esas melodías cargadas de melancólica electricidad para navegar por el nuevo cauce de sensaciones que ofrecen Somas Cure en este último álbum.
La colmena es un disco magnífico, absorbente y adictivo. Para los que no somos especialmente aficionados a los sonidos extremos ―entiéndanse como extremos los ubicados en las últimas dos décadas, siglo XXI: voces guturales, ritmos machacones…―, La colmena es una invitación y una oportunidad para hacer una excepción. Porque esas cosas se hacen cuando hay algo excepcional, lo cual se evidencia en el momento en el que no importan las etiquetas ni los estilos, cuando el oyente se fía sencillamente de lo que le gusta y de lo que no, de lo que lo atrapa o de lo que lo aburre, de lo que intuye que es bueno y merece la pena. En el caso de La colmena, una vez escuchado el disco un par de veces, uno está deseando encontrar una oportunidad durante el día para poder volver a disfrutar de las canciones del disco. No existe argumento más indiscutible que ese.
SOMAS CURE:
TXEMA FONZ: Cantante
DARÍO GÓMEZ: Batería
BORJA IGLESIAS: Guitarra y solos
ÁLVARO LONGARELA: Guitarra
VÍCTOR PÉREZ: Bajo y coros