Críticas Extraños y Hermosos

SENTINEL BEAST «Depths Of Death» (Metal Blade Records, 1986)

SENTINEL BEAST «Depths Of Death» (Metal Blade Records, 1986)

Encanto salvaje y rabia melódica.

Por José Ramón González.

 

No solo de obras maestras vive el aficionado a la música. Ni mucho menos. Entre otras causas porque son escasas, por mucho que algunos se precipiten inmisericordemente a calificar como tal a más de un disco bueno. La mayoría de las obras que forman parte del disfrute de nuestras vidas no son más ―ni menos― que buenos discos (algunos regulares y otros pocos, malos), y si no lo son tampoco nos importa, sólo nos importa lo que importan para nosotros. Con ellos hemos vivido parte de nuestra existencia, son como los recuerdos: no podemos vivir sin ellos ―aunque si pudiésemos borraríamos algunos―, pues son parte consustancial de nuestra personalidad. Somos lo que fuimos. De igual modo, despreciamos algunos de ellos hasta que nos damos cuenta de que son tan importantes como el resto. Todos sabemos que algunos recuerdos son inventados, o que los modificamos para poder explicar algo a lo que nos interesa dar el sentido que queremos. En La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza, uno de sus personajes lo explica de un modo muy inspirado: «Hay sucesos felices cuando acontecen y amargos en el recuerdo, y otros, insípidos en sí, que al transcurrir el tiempo se tiñen de un nostálgico barniz de felicidad». Quiero creer que algo parecido ocurre con la música.

Todo esto viene a cuento del recuerdo al álbum Depths of death de la banda californiana Sentinel Beast, único trabajo que consiguieron sacar adelante a pesar de que llegaron a grabar demos para un segundo lanzamiento del que sabemos que el bajista, Michael Spencer, se llevó una canción, «Escape from within», cuando fue fichado por Flotsam & Jetsam, la cual aparece en su segundo álbum No place for disgrace (1988). Nunca más se supo de ellos. ¿Su álbum merece ser recordado? Pues no soy capaz de asegurarlo. Creo que sí, al menos para mí, pues mis recuerdos no han tratado de teñir de un barniz más brillante lo que suena en este álbum que rescato con relativa frecuencia pues fue una de las unidades que incluí en el libro de texto de mi formación musical.

Sus explosivos 34 minutos hacen que sea de digestión rápida, la brevedad de varias de sus incendiarias canciones no da oportunidad a pensárselo mucho y lo acertado de sus melodías vocales a cargo de la salvaje Debbie Gunn facilitan la ingesta y transforman su thrash metal en una píldora que hace efecto al momento y lo multiplica tiempo después. Es como el Tell no tales del thrash metal. El resultado de sus influencias ofrece un cóctel en el que se mezclan Iron Maiden y elementos de Slayer en la parte de los solos de guitarra con el punk y el thrash. Para mí es ya casi un clásico, pues lo llevo escuchando tanto tiempo que no soy capaz de valorarlo objetivamente; lo único que tengo claro es que me gusta y lo disfruto. Para otros quizás no sea más que una anécdota superada por otros álbumes que han alcanzado mayor popularidad o prestigio. Ahora bien, algo tendrá cuando ha gozado de hasta seis reediciones en los últimos veinte años.

Creo que Depths of death está lleno de buenas ideas, prometedoras ideas, que podrían haberse consolidado con una ejecución mejor, aunque el empuje, las ganas y la confianza de los cinco músicos de la banda compensan más que sobradamente esas carencias. La producción de Bill Metoyer (Trouble, Flotsam & Jetsam, Omen, Fates Warning…) consigue que el resultado sea más que solvente y profesional.

Los apenas tres minutos de la inicial «Depths of death» resumen a la perfección la propuesta musical de Sentinel Beast, pero no muestran todo el potencial que despliegan en composiciones posteriores como la estupenda «Mourir», una de las más inspiradas del conjunto y con claras influencias de Iron Maiden, las mismas que se intuyen en la introducción de «Dogs of war», peor acabada y en la que se ponen en evidencia algunas limitaciones, a pesar de esa sección central pausada que queda estupendamente.

El bajo de Michael Spencer ofrece una entrada atractiva a «Corpse», la canción más larga de esta primera cara, además de tener un marcado protagonismo a lo largo de la composición. Hay un loquísimo duelo de solos que para qué. Por otro lado se me ocurre que los Ramones podrían haber hecho thrash metal si hubiesen dado con una melodía como la que escuchamos en «Evil is the night», la cual pasa de los dos minutos porque se alargan un poco en el cierre, dejando una canción tan potente como resultona.

La canción que da nombre a la banda abre la segunda cara para entregar una de las creaciones más conseguidas del álbum gracias, especialmente, a un estribillo de esos fáciles de recordar, lleno de rabia. El puente que va antes de los solos y la sección a dos guitarras―de nuevo Iron Maiden en el horizonte― es de lo mejor del tema. Los neuróticos solos a lo Slayer vuelven a hacer acto de presencia. «Revenge» oscila entre el heavy metal y el thrash aunque se queda un poco a la deriva en el mar del género, lo que se refleja en la propia composición, que más que cambiar de ritmo parece tratar de buscar su propio ser sin saber muy bien quién demonios es en realidad. Por eso los tres minutos de «The keeper» demuestran que el fuerte de Sentinel Beast son las distancias cortas. Son sin duda velocistas. Es claramente una de las mejores canciones del disco y habitual en esas recopilaciones que algunos nos hacemos sin necesidad de plataformas o programas de esos que deciden lo que uno tiene que escuchar. Creo que «The keeper» es de las que hacía presagiar buenos momentos para el futuro de la banda, una muestra de lo que podrían haber logrado.

Y, cómo no, parecía inevitable que se cascaran una versión de Iron Maiden. Cierra el disco una acelerada ―como no― interpretación de «Phantom of the opera».

Una de las ventajas que tiene el mundo del rock es que no es difícil descubrir buenos álbumes que pasaron desapercibidos para muchos en su momento, o a los que no se les prestó la debida atención, abrumados por la cegadora luz de otras bandas sin duda poderosas y repletas de talento. ¿Podrían Sentinel Beast haber llegado a algo más? Imposible saberlo, pero podemos disfrutar del encanto salvaje y la rabia melódica que desprenden los poco más de 30 minutos de Depths of death.

Sentinel Beast - Depths Of Death COVER
SENTINEL BEAST:
BARRY FISCHEL: Guitarra
MARK KOYASAKO: Guitarra
MARK SPENCER: Bajo
SCOTT AWES: Batería
DEBBIE GUNN: Cantante

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