El lado bueno de los malos tiempos.
Por José Ramón González.
Algo bueno deberán de tener los malos tiempos. Es un decir, pero al menos sabemos que si el gran Jake E. Lee publica un nuevo disco lo hace porque quiere, con la música que le apetece hacer porque, es así, no soporta ninguna presión comercial; total, no le va a reportar más popularidad ni va a vender más discos.
El anterior álbum de Red Dragon Cartel no hacía presagiar que Lee llegara a sacarse un disco del calibre de Patina, una absoluta barbaridad llena de salvajismo y raíces blues rock que nos hace volver a disfrutar de lo mejor que hacía con Badlands y lo sitúa en una zona cercana a los últimos álbumes de Lynch Mob. Y aunque parezca extraño, desde la primera escucha no podía evitar acordarme del fantástico disco que lanzó The Jason Bonham Band, When you see the sun (1997), por esas sugerencias cercanas a la psicodelia y el rock de los setenta además de la inclusión de ciertas melodías orientales.
Hay, como en el trabajo de 2014, un estilo en Jake E. Lee aparentemente descuidado, sucio, pero de indiscutible técnica que proporciona a las composiciones una sensación de espontaneidad, de inmediatez. Algo a lo que debe de haber contribuido la forma en la que se ha grabado el disco, al viejo estilo (al buen estilo) con los músicos tocando en la misma habitación. Se nota que es un álbum hecho por músicos con ganas de hacer música, dejando que las canciones vayan desarrollándose, tomando cuerpo, respirando, creciendo y soltando toda la furia, la potencia y la electricidad de la que son capaces. Un disco de los que se dice bien hecho, de los que disfrutan aquellos a los que les importa que la música suene a músicos y a instrumentos, que las canciones les lleven de un espacio a otro, que no les permitan el acomodo; que los aficionados puedan sumergirse en ellas una vez y otra, que no se repantinguen en un lugar grato pero exento de riesgo.
No hay más que escuchar esa pieza salvaje que se llama “Havana”. El sonido inconfundible de la guitarra de Lee presenta, como el león de la Metro, las notas sobre la que va a cabalgar libre e intensa una canción sobresaliente. Sobre la electricidad sonora de la guitarra se mueve la melodía vocal que se apoya en la base rítmica, la cual apuntala y proyecta los muros sónicos hacia el infinito. No hay metrónomo que pueda seguirles el compás.
Antes se ha abierto el álbum… qué abierto, ¡desgarrado!, con ese comienzo en el que la guitarra de Lee rasca en el silencio hasta que consigue arrancar las primeras notas de “Speedbag” apoyada por la ametrallante batería de Phil Varone. Todo preparado para que la voz de Darren Smith atraviese esa abertura, quien por cierto hace un trabajo extraordinario en todo el álbum.
Las canciones de Patina, como todo lo que tiene que ver con la vida salvaje, ofrecen la excitación del riesgo, pero también tienen sus lugares de reposo y recreación: las melodías sinuosas y pegadizas que permiten coger aire para seguir avanzando. “Chasing ghosts” ofrece magistralmente ese mapa de terrenos atractivos y plagados de sugerencias perfilados por el bajo de Anthony Esposito (con un bajista como éste ¿quién necesita otra guitarra en la banda?). El camino nos lleva a un estribillo sosegado tras el que Lee se desata con un solo de guitarra fabuloso y original.
Es el bajo de Esposito el que introduce también “Ink & water”. Parece con ello invitar a la guitarra que tontea no dejándose querer hasta que arranca para acompañarlo en un idilio musical seductor. “Bitter”, tercer single del álbum, es otra de esas maravillas de salvajismo rockero de raíces muy setenteras que coquetean con la psicodelia. Y si hablamos de ritmo mezclado con elementos de extraño atractivo, “My beautiful mess” se hace imprescindible, además de que resulta divertido escuchar cómo recuerda la línea vocal a Ozzy Osbourne.
Lo que parece claro es que Jake E. Lee ha hecho el disco que le apetecía. Y nosotros, los que también escuchamos la música que nos apetece, se lo agradecemos enormemente. Cosas de los malos tiempos.
RED DRAGON CARTEL:
JAKE E. LEE: Guitarra
DARREN JAMES SMITH: Cantante
ANTHONY EXPOSITO: Bajo
PHIL VARONE: Batería