«Habría merecido la pena haber luchado un poco más.»
Por José Ramón González.
Es uno de los aspectos mágicos de la música: uno se siente muy cercano a una banda o a un músico, sin que muchas veces haya cruzado una palabra con ellos, sin conocerlos, sin saber si son personas agradables o unos auténticos sinvergüenzas. No es ése mi caso con los integrantes de la banda madrileña Nexx, que tuvieron una asombrosa repercusión hace más de diez años, pues puedo asegurar que siempre fueron excelentes en el trato además de mostrar una humildad no tan habitual dentro del mundillo, como suele decirse.
Los vimos casi nacer y crecer y, de repente, un día de hace unos nueve años, decidieron separarse y truncar con ello la más prometedora carrera que una banda de rock melódico haya tenido en nuestro país. Una auténtica tragedia musical española, como le comentaba a José Ángel de la Banda, bajista del grupo, cuando nos reunimos para rememorar el décimo aniversario de la publicación de su segundo y último disco Another dawn, a lo que él respondía con una sonrisa que recubría de melancolía su agradecimiento.
Estaba José Ángel algo sorprendido de que nos acordáramos de tan significativa fecha. Nos mostró su cordialidad habitual y accedió inmediatamente a realizar una entrevista. Hacía varios años que no lo veía y lo primero que le pregunté mientras paseábamos buscando un buen sitio, fue que dónde se había metido todo este tiempo, y casi sin querer ya empezamos a hablar de su banda Nexx, la cual fundó junto a Bernardo Llobregat y Óscar Pérez alrededor de 1999.
El objetivo principal de la reunión era buscar y, si era posible, encontrar los motivos por los que una banda de sus características, con un nivel de exigencia de altura, reconocidos internacionalmente, no lograron mantenerse el tiempo suficiente para alcanzar cierta estabilidad y lograr metas más altas.
Esa pregunta nos la hemos hecho todos los miembros de la banda desde que empezamos a grabar, desde que grabamos el primer disco. Bueno, las circunstancias del país, yo lo achaco a eso, a la cultura musical que hay aquí. Yo creo que llegamos al público que podíamos abarcar. Para dar el siguiente paso teníamos que entrar en las redes comerciales de las radiofórmulas, y no éramos un grupo de radiofórmula. Tampoco teníamos una imagen a lo Bon Jovi. Era muy difícil vender el producto a nivel grande.
Cuando estás dentro del mundillo te das cuenta de que hay mucho apoyo a nivel aficionado, pero cuando vas subiendo el escalafón entra en juego el factor dinero, entonces para hacer una entrevista en las radios rockeras de la época tenías que pagar un dinero.
– ¿De verdad?
Claro, las cosas no son tan altruistas como nos quieren hacer ver en el mundo del rock. Que al final es comprensible, que ellos también tienen que vivir de algo ¿no? Pero claro, no había detrás de nosotros una discográfica tan potente para poder empujarnos así dentro de España. A lo mejor en otro país, donde hubiera otra cultura musical, donde el público estuviera predispuesto de otra forma a este tipo de música…; y eso que nosotros al fin y al cabo éramos rock melódico, que es fácilmente escuchable, pero no, no había esa respuesta gigante de la gente.
– Pero vosotros sí teníais público fuera, os conocían.
Sí, sí, es lo que te digo, fuera es otro chip. Nosotros hemos llegado a tocar en festivales en Inglaterra en los que veíamos que la gente se sabía las canciones, cantaba nuestras canciones el público, jo, era algo que nos chocaba. Eso en España no sucede, sucede al nivel que conocemos todos y que ya no hay más, o sea, es que es lo que hay. Que nosotros estábamos encantados, porque bueno, cuando hacíamos conciertos teníamos la seguridad de que ciertas salas, como Ritmo & Compás iban a estar llenas. Pero sabíamos también que ya no había más, que ése era el límite.
La fórmula de Nexx cuando empezaron hace dieciséis o diecisiete años era una propuesta que actualmente da muy buenos resultados: una banda de rock con una base potente, la de Nexx más melódica, y con una chica al frente. Se retiraron y aparecen un montón de grupos que explotan esa fórmula. José Ángel empieza a insistir en una idea que va a repetir en varias ocasiones a lo largo de la entrevista. Mientras se ríe responde:
A lo mejor nos retiramos antes de tiempo. Puede ser, sí, puede ser. Esa fórmula está funcionando, pero yo creo que con una base más potente, más heavy metal. No sé, a lo mejor si hubiésemos aguantado habría llegado nuestro momento y estaríamos un poquito más arriba o todavía funcionando a ese nivel en el que estábamos encantados…
– Ese límite que comentabas antes: que teníais vuestro público pero teníais que dar un paso más.
Claro.
– ¿Ese paso podría haber sido eso que se os ha planteado tantas veces de haber publicado el disco en español?
El disco en español se llegó a grabar [la edición japonesa de Another dawn incluía “Hey father” en español].
– Sí, Angel Milk anunció que lo iba a publicar.
Quizá algún día podamos recuperar ese material, editarlo y tal…
– Pero me refiero a que, en ese momento, si en ese momento hubiese salido el disco en español…
Yo no tengo la certeza de que hubiera funcionado mejor ¿eh?
– ¿No?
No. Porque el problema ahí no era el idioma, sino el tipo de música. No éramos tan potentes para entrar en el mundo del heavy metal, ni tan suaves como para que se nos catalogase de pop, entonces jugar ahí en medio a lo mejor no nos fue bien, pero bueno, era lo que nos salía.
– ¿Ese es el precio que hay que pagar por tener una personalidad propia? Porque muchos de los grupos que se mueven en el estilo no son imitaciones, pero sí suelen asemejarse a un grupo que es su favorito. No era ese vuestro caso: teníais muchas influencias pero una personalidad indiscutible.
Efectivamente. Los grupos que nos gustaban a cada uno eran totalmente diferentes, con lo cual las influencias también lo eran. Al componer nunca pensábamos hacer una canción tipo esto o lo otro. Hacíamos un tema y como después lo arreglábamos entre todos, pues al final salía algo con lo que todos estábamos de acuerdo y que sonaba un poco al popurrí de influencias que teníamos todos.
La conversación y la generosidad de José Ángel al responder nos llevan a hace más de diez años, cuando disfrutábamos de los conciertos de Nexx con razonable frecuencia. En ellos, como recordará el bajista poco después, sus canciones no desentonaban en absoluto al lado de clásicos intocables de Europe, Whitesnake, Stryper, Journey…
– Cuéntame, cómo era el proceso de composición en Nexx.
Pues mira, había un compositor principal que era Fran, que era el que más ideas traía al grupo, y era eso, una persona venía con una idea, la presentaba en el local e inmediatamente todos empezábamos a trabajar sobre eso. Llegábamos a consensos sobre los arreglos, oye mete esto, o por qué no metemos esto, se me ha ocurrido que tú podías hacer tal, o sea, sugeríamos, si había algo que no nos gustase lo decíamos, y al final salía algo con lo que todos estábamos de acuerdo. No venía uno con el tema hecho, con los arreglos y tal, no, venía uno con la base, al principio era Fran, luego ya empezamos a componer Bernardo y yo, venía con la base y trabajábamos sobre eso.
– Es curioso, porque en el libreto de los discos no aparecen los créditos de los autores.
No aparece porque al final, a nivel de autores, como el trabajo era tan global, lo que hacíamos era repartirnos los derechos al veinte por ciento entre los cinco.
– Qué guay.
Claro, porque sí, uno traía la idea y tal, pero los demás habían trabajado.
– Vuestro primer disco, Colours, se publica más o menos tres años después de la formación de la banda. Sorprende que tras sólo ese tiempo lanzaseis un disco tan elaborado musicalmente, con tanto arreglo y personalidad.
Si te digo la verdad no fue tan elaborado. Todo esto surgió del primer festival Nemelrock que organizaba José Herrera en el que íbamos a tocar con dos o tres temas nuestros y el resto versiones, y era un poco como banda invitada. Ahí nos vio la gente de Angel Milk y nos propuso ir a tocar a un festival, al Gods, haciendo versiones y tal. Hasta entonces habíamos grabado cuatro temas nuestros. Llevamos la maqueta ahí y gustó tanto… fue un éxito, la verdad es que la pusimos con el resto de discos, creo que tocamos los primeros o los segundos, y la gente compró todas las maquetas. A la gente de Angel Milk se le iluminó la lucecita y nos dijo “grabamos, grabamos con vosotros ya, ¿tenéis temas?”. Nosotros dijimos “sí”, mentimos, teníamos sólo cuatro. En un mes de trabajo nos compusimos casi el disco entero.
– No me lo creo.
Sí, sí, sí, un mes, mes y medio, yendo todos los días al local, trabajando en casa, bueno, fue un trabajo de locos. Grabando en el local porque ellos querían temas además para elegir, no querían los diez temas del disco, querían tener una batería de temas donde elegir.
Bueno, hicimos un montón de temas, algunos, no sé si tienes las primeras maquetas…
– Sí, tengo las maquetas.
Pues verás que ahí hay temas que luego se incluyen en el Colours…
– Tengo una maqueta de 2011 con diez temas, cinco eran nuevos.
Hay temas que luego no han entrado en ninguno de los dos discos. Pero bueno, que tampoco está tan elaborado. Sí, está elaborado porque hay mucho trabajo, un trabajo intensivo, pero yo creo que una de las diferencias entre Colours y Another dawn es que en Colours íbamos con todo en pinzas, entramos en el estudio con el miedo de ser la primera vez que grabábamos y en el Another dawn lo disfrutamos todo muchísimo más, porque íbamos mucho más relajados.
– Me sorprende que me digas eso, porque escucho Colours y me sigue pareciendo que tanto la composición como la ejecución es, verdad que tiene sus limitaciones, pero está muy por encima de lo que suele encontrarse.
En ese período corto de tiempo en el que compusimos todo nos exigimos un montón. No quiere decir que nos quedamos con lo primero que salía, no, no, no. Fue un trabajo muy grande y nos metimos mucha caña. Salió algo que nos gustaba, pero si comparas los dos discos, ahora que te he dicho esto, verás que el Another dawn está tocado como más relajado, tiene más horas de estudio, confiaban más en nosotros y nos dejaron más margen para grabar. Verás eso, es que se nota un montón, estamos tocando como más a gusto, más relajados… Los temas de Colours podrían estar más trabajados si hubiésemos tenido el tiempo que tuvimos para hacer el Another dawn.
– Aun así…
Aun así estamos contentos con el resultado.
– ¿Os sorprendió la reacción, tanto de la crítica como del público cuando salió ese disco? Es que la reacción fue unánime y además inmediata.
Sí, sí. La verdad es que nos sorprendió muchísimo. Recuerdo que además la gente nos lo estaba pidiendo ya, “tenéis que grabar un disco”.
Íbamos, hacíamos nuestros conciertos en los que el setenta y cinco por ciento de los temas eran versiones, y la gente oía nuestros temas y no decía joer, a ver si tocan otra versión, no, no, nos decía “tengo ganas de escuchar más temas vuestros”. Entonces sí, nos sorprendió la acogida, porque aunque nuestro público era reducido, en ese momento era mucho más reducido. Pero nos sorprendió muchísimo, desde la humildad, el decir esto lo he hecho yo y tú me estás diciendo que lo escuchas en tu casa…, era también como creérnoslo un poco nosotros.
– Es que además erais un grupo que empezasteis haciendo versiones y os ganasteis al público a base de mucho trabajo, muchos conciertos y ese público estaba deseando veros otra vez. Teníais una base muy fiel de seguidores que reaccionó fenomenal cuando salió el disco.
De hecho, esos seguidores que han estado hasta el final se han convertido en amigos de copas.
– Del primer disco al segundo cambiasteis de compañía. Estabais con Now & Then y cambiasteis a pesar de que hablabais muy bien de ellos.
No. Now & Then y Angel Milk eran compañías hermanas. Now & Then lo llevaba Mark Ashton con un socio. Algo pasó, el estudio se lo quedó el otro socio, ya no era Now & Then y ya pasó a Angel Milk, que al final era el mismo estudio, era todo igual.
– Another dawn suena mucho más contundente, tiene una producción mejor que el anterior…
De hecho el productor es el mismo.
– Sí, pero tuvisteis más tiempo para grabarlo. ¿Cuánto estuvisteis, un mes?
Estuvimos más de un mes, mes y medio o dos meses, volando a Inglaterra, yendo y viniendo. Recuerdo que grabé los bajos, me volví, y luego fui a grabar coros de nuevo. Y además la experiencia fue mucho mejor porque ya no estábamos en un hotel, nos habían dejado una casa, estábamos todos allí juntos… Lo disfrutamos muchísimo más y se nota, se nota.
– Es un disco más potente que el anterior.
Eso se lo dijimos a nuestro productor. Era una cosa que la gente nos decía: “escuchamos el disco y luego os vemos tocar y parece otro grupo, suena mucho más potente”, que por otro lado nos gustaba porque suele suceder lo contrario ¿sabes? Quisimos darle un toque más…, en el sonido sobre todo, porque a la hora de ejecutar los temas nosotros los tocábamos igual en el estudio. Sí que es verdad que en el Colours se notase un cierto agarrotamiento a la hora de tocar los temas, era nuestra primera experiencia, a lo mejor estábamos un poco cohibidos… Eso se traduce en que el Another dawn suene más contundente, estamos tocando más seguros.
– Sí, esa seguridad se nota, pero también el estilo. El primero suena más Toto…
Puede ser, puede ser, por los temas. De hecho para el Colours teníamos una batería de temas para elegir y para Another dawn compusimos los temas del disco y son los que fueron al disco, no había más. Puede que en ese período de tiempo hubiésemos evolucionado un poquito en nuestra forma de tocar y nuestras influencias y suene más potente.
Volvemos al presente y tratamos de dar sentido a la obra que estos músicos dejaron hace diez años. Dos discos que gozan de un enorme prestigio y que están considerados por muchos como algo extraordinario dentro de nuestras fronteras. A esto José Ángel responde riendo:
Joer, si me lo dijeran todos los días…
– No soy el único que lo dice. Vosotros formabais parte de un grupo de bandas españolas de rock melódico…
Sí, recuerdo que hubo un repunte…
– Había un montón de bandas españolas y yo creo que vosotros estabais un escalón por encima de las demás.
Yo te lo agradezco, pero es que era lo que nos salía… no sé qué decirte-
– No le ves mérito… [Risas]
Volvemos a hablar de esa pequeña tragedia de la que hablamos al principio, de cómo una generación de músicos con talento (91 Suite, Skyline, Golden Farm…) desapareció después de dejar sobre los escenarios y en sus discos promesas de un futuro aún mejor que no llegó.
– Todas esas bandas han terminado desapareciendo también.
Sí.
– Qué ha pasado con esa escena que había en ese momento.
Pues no lo sé. Yo creo que fue su momento y que se acabó. Y ya está.
– ¿Así de fácil?
No, no es fácil. Es difícil. Si no se apoya a nivel compañía…, porque el público sigue ahí, nunca nos ha fallado. Pero para que un grupo se mantenga tiene que progresar, y para progresar hace falta un enchufe de dinero y de apoyo de la compañía. A nosotros nos sucedió que la compañía dejó de apoyarnos. Por ejemplo, para pagar el videoclip que hicimos tuvimos que hacer una gira de conciertos, porque no teníamos dinero, porque la compañía nos había prometido que nos lo iba a pagar y al final no sucedió.
A nosotros nos llegó a afectar personalmente la situación de tocar sin cobrar porque todo el dinero era para gastos. Cada uno tiene su vida y, jolín, llega un momento en el que si no hay un apoyo y la cosa no progresa, te estancas y las circunstancias van engullendo al grupo.
– Entonces ¿la decepción sería el motivo por el que os separasteis? Porque en la nota de despedida que envió el grupo, una nota bastante amarga, parecía que estabais diciendo lo mismo. Decíais que estabais en el mejor momento pero que necesitabais un descanso.
Claro. Llega un momento en el que si no hay un progreso, en el que el grupo llega a expandirse un poco más, a tener una rutina de giras, de horas de local dedicadas a componer para un próximo disco, de expectativas de grabar ese próximo disco… Si lo que vemos es que se va perdiendo el apoyo, hablamos siempre a nivel de compañías ¿vale?, el público te puedo decir que todo lo contrario, pues te cansas. Es lo que te digo, las circunstancias externas van engullendo al grupo, eso hace que no puedas seguir.
– ¿Eso afectaba al grupo también en sus relaciones personales?
Si te soy sincero, sí que afectó personalmente al grupo. Son cosas que al final hemos limado con el tiempo, pero es normal. Yo lo veo normal y ahora, con el paso del tiempo, me arrepiento un montón de a lo mejor no haber tenido suficiente aguante o…, no sé, de lo que es mi parte. Me arrepiento, porque con el paso del tiempo he aprendido a valorar lo que hicimos y pensar que merecía la pena haber luchado un poco más por eso. Yo sí, la verdad, es que me arrepiento de muchísimas cosas que a nivel personal pudieron destrozar la continuidad del grupo, de lo que es mi parte. Supongo que a todos nos pasa lo mismo.
– ¿Qué piensas que podríais haber hecho para aguantar un poco más? Es algo en lo que has insistido varias veces. En aquella nota de prensa decíais que era un descanso temporal.
Sí. En principio era un descanso temporal. Nosotros lo que decidimos es que no podíamos seguir así.
Lo pensamos muchísimo. Llegamos a esa decisión después de hablarlo mucho.
– Pero pasó muy poco tiempo desde que salió el disco, un año más o menos.
Sí, pero en ese año la compañía nos prometió un montón de cosas que dejó de cumplir de repente. El rollo con la compañía fue lo que degeneró todo, fue ese hastío. Sí que es verdad, al crecer un poco más empezaron a acercarse al grupo agentes externos, un poquito desvirtuaron lo que era Nexx. Nexx era un grupo de amigos…
– A qué te refieres.
Pues de repente teníamos una persona que te decía “tenéis que vestiros así” o “esas fotos hay que hacerlas así”. Total, que no a todos nos gustaba ese rollo. Cosas así, pasos que se iban dando en ese sentido, que a lo mejor en un grupo profesional los aceptas porque estás ganando dinero, pero en una banda que era un grupo de amigos que nos habíamos reunido a tocar y que habíamos tenido muchísima suerte… Eso era Nexx, y ya dejó de ser eso. Ya no tenía sentido. Dijimos: vamos a darnos un tiempo, a ver si conseguimos mentalmente descansar a ver si las cosas vuelven a su cauce, pero es que en realidad no había un Nexx por el que luchar. El grupo de amigos que se reunía para tocar ya no estaba, había desaparecido.
– Eso me resulta aún más traumático. Porque la percepción que tenía desde fuera, para los que os seguimos desde el principio y por eso te he hecho la pregunta con intención, es que en los últimos conciertos no había esa complicidad en el escenario que había al principio.
Se estaba perdiendo, se estaba perdiendo. Las cosas empezaron a afectarnos quizás más de lo normal porque estábamos muy cansados, muy cabreados con la compañía. Todo eso nos afectó un montón.
José Ángel, mientras recuerda esos momentos, parece que está hablando de algo que ocurrió hace dos días. Da la impresión de que en su cabeza está todo reciente. Quizás Nexx es una herida que aún no se ha cerrado.
– ¿Os sorprendió cómo reaccionó la gente cuando anunciasteis la separación del grupo? Porque la respuesta fue proporcional a la que teníais habitualmente en los conciertos.
Nos sorprendió pero al mismo tiempo nos arropó mucho. La gente no lo entendía, y nosotros tampoco podíamos explicar que era una cuestión personal.
– Normal. Además, siempre fuisteis un grupo muy discreto.
Claro. Nos sirvió de apoyo mucho la reacción de la gente. Al final vimos lo que le importábamos a nuestro público, te quedas con ese recuerdo también. Te hace un poco olvidar el recuerdo amargo de la ruptura.
– Esa es la parte final, pero toda la carrera de Nexx es otra cosa.
Claro, claro, claro. Luego lo ves muy claro con la perspectiva, con el tiempo. Ahora sí, lo veo. Yo, por ejemplo, no puedo escuchar los discos.
– ¿No?
No, porque me emociono, no puedo escucharlos. Escucho el disco y sé la historia de cada solo. Imagínate cómo me puede afectar. Es un tema duro, es un tema duro.
De todas formas, el siguiente paso que dimos que fue Misty Lake, era un poco un intento de decir: esos temas no se pueden quedar ahí, guardados en un cajón y no volverse a tocar.
Llega el momento de descubrir qué ha ocurrido en estos diez años, qué han estado haciendo, dónde se han metido y qué ha sido de sus carreras como músicos.
– Estabais Óscar, Bernardo y tú otra vez.
Eso es. La idea de Misty Lake era hacer temas nuevos y tocar los temas de los dos discos de Nexx. Esos veinticuatro o veinticinco temas no pueden quedarse ahí y que no vuelvan a escucharse en directo. La idea era volver a tocarlos.
– Eso fue como un año después ¿no?
Sí, uno o dos años después. A Bernardo, a Óscar y a mí nos apetecía tocar juntos. Lo que pasa es que ahí nos pilló en un momento personal, laboral… Yo me tuve que ir de Madrid, no le pude dedicar mucho tiempo… Todos igual al final. No pudimos continuar con el proyecto.
– ¿Cuánto duró más o menos lo de Misty Lake?
Un año a lo mejor.
– ¿Tenéis algo grabado?
No. Tenemos cosas compuestas pero nada grabado. Cogimos una cantante, tampoco estábamos muy convencidos, la chica era buenísima, era una cantante buenísima, pero no había escuchado…, no venía del mundo del AOR ni del rock melódico y no le daba el rollo que queríamos nosotros. La chica dejó el grupo, tuvimos que buscar nueva gente y dijimos: vamos a dejarlo porque estamos dando palos de ciego.
– ¿Y después? Porque lo último que sabemos de vosotros es eso.
Óscar está con Patricia, con Khy.
– Y con Siete Almas.
Y con Siete Almas, es que ha estado tocando con todo el mundo. Su banda de versiones de Whitesnake, bueno, tiene un montón de proyectos.
Bernardo dejó de tocar y ahora ha vuelto a darle un poquito, supongo que está en casa tocando…
– ¡Cómo puede dejar de tocar!
Sí, no lo sé, cuando hables con él se lo preguntas, a ver qué te cuenta, eso mejor que te lo cuente él porque es un rollo más personal. Yo es una cosa que se lo decía: tío, alcanzando ese nivel que tú tienes, es que te va a castigar Dios. Te ha dado ese don y no lo estás aprovechando. Pero bueno, hay que entenderlo, él te lo explicará.
– ¿Y tú?
Yo no he dejado de tocar, la verdad. Después de Misty Lake me fui a trabajar a Guadalajara, en medio del monte, en un centro de educación ambiental, estuve un poco aislado un tiempo, un año o una cosa así. Volví con muchísimas ganas de tocar. Un amigo me comentó un proyecto suyo, que era Allegro from my réquiem, que era un grupo de metal melódico con toques de progresivo, conceptual, todo el disco era una historia. Acababan de grabar un disco pero la banda se había medio disuelto. Entré en un momento en el que había tensiones en el grupo, hice conciertos con ellos, empezamos a grabar material nuevo, pero luego la situación del grupo era muy tensa y al final disolvieron el grupo.
Ahora mismo no tengo nada, no estoy haciendo nada, sigo tocando en casa y si encuentro un proyecto que me ilusione volveré a la carga.
Y entonces el que va a la carga soy yo, para hablar del futuro y para hacer una pregunta que, por obvia y tópica dan ganas de renunciar a ella, pero que es obligatoria.
– La pregunta obligada es ¿hay posibilidad de que hagáis algo juntos? A lo mejor no los cinco, pero sí con Bernardo y con Óscar.
Yo con Bernardo y Óscar estaría encantado. Si me llaman mañana dime adónde hay que ir.
– Dime qué podemos hacer nosotros para que pase eso.
[Risas]
Cuéntale lo que yo te he dicho. A lo mejor si se lo dice otro se lo cree más.
– Yo se lo voy a decir.
Yo estaría encantado de tocar con ellos. De hecho, cuando Bernardo tomó la decisión de descansar un poco y no tocar le dije: cuando vuelvas a tocar llámame porque yo quiero tocar contigo. Y cada vez que quedo con él se lo digo. [Risas] Me encantaría. Incluso no sé, aprovechando el décimo aniversario me encantaría hacer un concierto de Nexx, con Patricia.
– Eso no te lo he preguntado porque me daba hasta vergüenza, pero ¿eso sería posible? ¿O está en vuestra cabeza?
No, está en la mía. [Risas] No creo. Por tiempo me imagino. Patricia está superocupada con Khy y Mago de Oz, está siempre de gira, por Sudamérica… No sé si se acordará de que vamos a hacer diez años del Another dawn. Óscar, pues ya ves lo liado que está también, pero yo creo que él sí estaría por la labor… Igual Patricia también si se lo decimos, no lo sé.
Sólo la idea ya resulta emocionante. ¿Cómo sonaría Nexx ahora? ¿Qué serían capaces de hacer? ¿Cómo serían las nuevas canciones? En estos diez años han ocurrido y han cambiado muchas cosas en el mundo de la música, como en el mundo en general. Y le preguntamos a José Ángel sobre este aspecto.
Ha cambiado. Ha cambiado muchísimo y ha ido a peor. Ahora mismo nos resultaría muchísimo más difícil, ahora mismo sería impensable llegar adonde llegamos.
– ¿Sí?
Sí. ¿Desde cero ahora mismo? Impensable. Para empezar, a nosotros nos descubrieron en un festival internacional de AOR en España: ya no hay. Había ese repunte de grupos que me comentabas antes que estaban saliendo: no hay ese movimiento tampoco. Grabar un disco lo graba cualquiera ahora en su casa. Yo creo que sería muchísimo más difícil que volviera a suceder. No sé ni siquiera si existe Angel Milk.
– De hecho, vuestros discos creo que ahora no se pueden encontrar fácilmente.
Muy difícil porque se hizo la tirada que se hizo y no se han vuelto a fabricar más discos de Nexx. Manolo, de Sun Records, tenía la patente para hacerlo aquí en España, para fabricar discos, pero creo que ya llegó al límite que había pactado y, aunque él quisiera no podría hacer más.
– Y desde el punto de vista artístico ¿qué ha cambiado en este tiempo? Me refiero a la música en el aspecto artístico, no en el de la industria.
No estoy muy puesto con lo que es el rock melódico, en las novedades. He escuchado algo de los grupos que han salido en estos años, como Work of Art, que alucino con ellos. Pero los escucho y digo, estos tíos que son tan buenos, y míralos.
– Éstos sí se mueven mucho.
Claro, pero no están ahí, yo qué sé. Veo por ejemplo a Bon Jovi, va a sacar un disco y pumba, ya hemos visto el videoclip. Por qué no llegan estos grupos ahí. ¿Por qué no llegan a ese nivel? Es rock al final.
– Quizás porque Bon Jovi salió en el momento en el que tenía que salir.
Pero se ha mantenido. Si tú a alguien le preguntas: dime un grupo de rock extranjero. Te va a decir Bon Jovi, AC/DC, Aerosmith.
– Ahí llegamos a una cuestión a la que le damos muchas vueltas, que es el de los relevos. Esos grupos siguen estando porque nadie les da el relevo. Bon Jovi es un grupo más joven que AC/DC o Scorpions, pero no hay un relevo.
Pero no hay oportunidad para que nadie les dé el relevo. Nosotros podíamos haber sido el equivalente a Bon Jovi en España: una banda de rock, melódica, con una chica… Podíamos haber ido subiendo el escalafón y que la gente nos conociera, pero no, no se ha dado.
– Volvemos al principio: no hay apoyo de las compañías.
Claro, claro. De hecho no hay que culpar tampoco a las compañías. No estamos hablando de Sony o Warner. Estamos hablando de compañías que al final hay que reconocerles que apuestan por este tipo de música, pero tienen sus limitaciones.
En el panorama actual el rock melódico ha desaparecido. Siguen estando Harem Scarem…, pero son los mismos al final.
Me sorprende muy positivamente el público, que sigue siendo fiel a estas bandas.
– Sobre eso te iba a preguntar. ¿Has notado cambio en el público o sigue siendo el mismo?
Sigues viendo las mismas caras, pero se siguen llenando las salas cuando vienen Harem Scarem a tocar.
– A pesar de la que nos hicieron la última vez.
Yo al último no fui. Yo fui al Mood Swings II…
– El que habían regrabado.
Que no me emocionó tanto como otras veces, pero estuvo muy bien. […] Pero la sala se llena. A la gente que trae a esos grupos les sigue rentando hacerlo, y eso me da esperanzas.
– Si no hay relevo en los grupos, tampoco lo hay en los aficionados…
Pues me temo que no. Eso depende un poco de pedagogía vuestra, y nuestra, el que mostremos un poquito la música. Vosotros hacéis una labor importante con vuestra página…
– Pero nos ocurre lo mismo, llegas al mismo público casi siempre. Es difícil encontrar un público nuevo.
Sí, es muy difícil. Hay que enseñar este tipo de música a la gente. No entiendo cómo no le gusta a la gente el rock melódico, no me cabe en la cabeza.
– Ni a mí tampoco. La música, para los chavales más jóvenes, ya no es una motivación artística, cultural, es un ruido de fondo, un entretenimiento, una cosa así. No entienden el concepto de álbum.
Ya no. Ahora se compone para subirlo a Spotify y estas cosas, y que esté el tema ahí y suene ahí y ya está. Ya no se cuidan los discos, ahora te compras… ¿cuál fue el último que compré? Pedí un disco por internet, el último de Richie Sambora, y me sorprendió porque era un cartón con el cd metido ahí y ya está, no hay ese concepto de disco.
– Y es Richie Sambora.
Es Richie Sambora, imagínate.
– ¿Qué has comprado últimamente, qué te ha interesado?
Pues te digo: Work of Art, los compré todos. Compré uno que me enganchó muchísimo y me compré los siguientes.
– ¿Y de rock español?
Pues mira, los tres últimos discos de MClan me gustaron, con Carlos Raya.
– Te voy a proponer alguno: nos gustan mucho Dry River.
Dry River los he escuchado.
– Es un grupo excelente, pero frustra que no den ese paso más del que hemos hablado antes.
Es que ahora es más difícil. Los tengo que escuchar más.
Hay otro grupo en el que canta una chica. Dos compañeros de Allegro from my réquiem hacen coros con ellos: The Val.
Y terminamos la entrevista hablando de más cosas, como su experiencia con Danny Vaungh y Steve Overland cuando grabaron Another dawn, y cómo les sorprendía, no que hiciesen unos coros excelentes, sino las ideas sobre cómo y dónde incluir unos coros, en momentos en los que, comentaba José Ángel, a ninguno se le ocurría.
Antes de despedirnos insistió en una cosa de la que quería dejar constancia: Fran era el nexo de unión del grupo, una especie de mediador, y su marcha, según asegura José Ángel, fue el principio del fin.
– Entonces ¿habría posibilidades de que con el décimo aniversario os viésemos juntos?
Volver a tocar los temas de Nexx sobre un escenario para mí sería fantástico.