Críticas Extraños y Hermosos

DELTA «Delta» (MCA, 1985)

DELTA «Delta»  (MCA, 1985)

Nepotismo ilustrado.

Por José Ramón González.

 

Los que llevamos años (por décadas casi podrían contarse; empezamos bien jovencitos) buscando ―y rebuscando― en las tiendas de discos, practicando ese ejercicio cuasi dactilográfico, sabemos de las sorpresas que nos deparan además de que nos ofrecen el obsequio de poner ante nuestros ojos y manos, y posteriormente oídos, ése álbum que no esperábamos encontrar, o que deseábamos encontrar pero no contábamos con que se pusiera a nuestro alcance. Entre otras experiencias, sufrimientos y decepciones que los aficionados al mundo de la música vivimos en esos espacios privilegiados, está dar con un disco de cuya existencia no teníamos ni idea―afortunadamente el mundo de la música es en realidad un universo, y por ello lleno de espacios recónditos a los que no hemos llegado anteriormente―, pero que nos llama la atención por su portada o porque aparece en él un nombre que nos resulta familiar. La experiencia afina el olfato, aguza la vista y, probablemente, mejora el gusto.

El título que nos ocupa, Delta, es el de un grupo que residía en una zona de ese universo ignota para mí y que se me apareció colocado discretamente en formación en un cajón junto a otros nombres más familiares. No recordaba haber visto anteriormente esa portada de un triángulo sobre un fondo negro, y en la contraportada del disco aparecía el nombre del ilustre Michael McDonald. ¡Oh, cuidado! ¿Qué pinta Michael McDonald como productor de un disco de 1985 en cuya contraportada aparece una chica acompañada de cinco tipos bien vestidos? ¿Se trata de esa clase de grupo cuyos miembros visten americana porque son superclase? La respuesta al enigma es que la cantante es Maureen McDonald, hermana del miembro de Steely Dan y de los Doobie Brothers además de ser autor de algunos magníficos álbumes en solitario y colaborador en otros cuantos de otros. Ante la duda ―y la sospecha― hay que llevarse el disco y comprobar a qué suena, pues entre los otros nombres que aparecen en la contra están los de Scott Plunkett, Paulinho Da Costa o Bruce Gowdy.

Desde luego tiene toda la apariencia de ser un trabajo hecho para el lucimiento o visibilización de la hermana del McDonald, pues es ella la que se lleva casi todo el protagonismo. Canciones breves y llenas de melodías sin apenas coros, excepto las voces dobladas que se hace la propia Maureen, y con una instrumentación discreta pero de calidad. El buen hacer de los músicos que la acompañan y el talento de los compositores (Thomas Ferguson, Scott Plunkett o el propio Michael McDonald) garantizan una buena colección de canciones. AOR de sintetizadores marca ochentas sin mucha estridencia, unas guitarras sin demasiada distorsión, y toneladas de melodías. Todo muy agradable y entretenido. El inconveniente es que a pesar de que Maureen canta bien, tiene buena voz, no muestra demasiada personalidad, y eso convierte el álbum de Delta en un trabajo poco arrebatador.

Entre las canciones destacables citaría «Night after night», que podría colarse sin problema ni sorpresa en la banda sonora de Flashdance; o «This time», canción con unos teclados estupendos y una mayor presencia de la guitarra que subraya todo el optimismo que se contagia sin remedio en un estribillo sencillo y tremendamente eficaz. Del mismo modo, más de una película de la época podría haber pujado sin escrúpulos por «Where are you tonight» para colocarla en la parte central de su trama para después vender un buen montón de bandas sonoras. Las hay algo más sofisticadas: con aires west coast «Prove it» ofrece a Maureen McDonald la oportunidad de mostrar algo más de soltura, «Till’ your mine» al final de la primera cara se alza en una muy atractiva composición que va ganando con las escuchas, y «Takin’ a chance» es una de las más potentes en la que en la parte del solo se logra un momento de buena intensidad, a pesar de que se hace algo corta.

El álbum de Delta no va a revolucionar, probablemente, la lista de favoritos de nadie, desde luego, aunque sin duda es un álbum que soporta muchas escuchas con sorprendente agrado y casi sin querer, como al perro feíllo adoptado, se le va cogiendo cariño por sus discretas virtudes y se va ganando un hueco en la frecuencia del reproductor. El primer y único trabajo de Delta es un disco disfrutable, de ese AOR de mediados de los ochenta, sofisticado a veces, pegadizo siempre y lleno de teclados con unas guitarras al fondo que lo hacen lo suficientemente interesante además de constituir una rareza poco conocida; y eso, ya se sabe, es un atractivo irresistible para cualquier aficionado.

Delta-cover
DELTA:
MAUREEN MCDONALD: Cantante
THOMAS FERGUSON: Guitarra, coros
PAUL MAURO: Guitarra
STAFF FIELDHOUSE: Batería
JEFF STILLMAN: Bajo
STEVE HALFTER: Teclados

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