Cuando los ideales nos orientan en la vida.
Por Javi Segura Ruiz.
Antes de comenzar la reseña de la nueva entrega de una banda cuya anterior publicación también tuve en mis manos para relatar las impresiones sobre la misma, suelo acudir de nuevo al escrito de ese trabajo para evitar, en la mayor medida de lo posible, repetir demasiados conceptos que en su día ya di por explicados.
Con su quinto álbum de estudio titulado Lost Generation, la formidable agrupación sueca degreed me lo han puesto harto difícil para no caer demasiado en la continua reiteración, pues prácticamente todo lo expuesto en la crítica de su cuarto disco homónimo publicado en 2017 podría aplicarlo de nuevo a su más reciente colección de canciones.
¿Quiero decir con ello que se han dado de bruces con la repetición y se han encasillado en exceso dentro de su propio estilo? Nada más lejos de la realidad ni de mi intención dar a entender nada parecido; su música sigue manteniendo los mismos y originales patrones de los que ellos han sido precursores, con ese peculiar cóctel de estilos tan distantes dentro del rock conjugados con melodías pop, pero sigue sonando tan fresca e inspirada que su probable y ligera predictibilidad no la convierte en aburrida o menos interesante, pues nos siguen obsequiando creaciones de gran calidad a las que siempre añaden algún que otro nuevo concepto marca de la casa.
Bajo mi punto de vista, la grandeza de esta banda no reside en que todo ello sepan desarrollarlo a lo largo de un trabajo, sino que lo hacen sin problema alguno dentro de una misma canción de manera fluida y nada forzada o encorsetada; comenzaron siendo únicos y lo continúan siendo, todo un logro en los tiempos musicales que corren.
Dejando de lado intro e interludio, vamos a encontrar 10 temas con ese sello tan característico, único e inconfundible de los escandinavos que, al menos a mí, me hace disfrutar y permanecer atento desde la primera escucha de cualquiera de sus canciones.
La mejor carta de presentación de ello son los dos primeros y auténticos trallazos con los que no conceden tregua para iniciar al disco. El riff principal acompañado de los coros se te incrusta al instante en el veloz tema homónimo donde Robin Ericsson recuerda a las primeras de cambio sus versátiles registros vocales ¡Welcome to the Show!
Ericsson continúa con esos tonos agresivos en la vacilona e incluso macarra por momentos “You All Know My Name” alternados con riffs al más puro estilo nu metal que desembocan en un glorioso estribillo ¡Brutal!
Me encanta perderme, (por desgracia a veces también en el sentido literal) por pueblos deshabitados: respirar sus casas e iglesias derrumbadas, imaginar cómo vivían sus gentes décadas atrás; en la mayoría de esos momentos me acompañan reposados extractos instrumentales del Genio de Reading, (Mike Oldfield) que me ayudan a sumergirme en mi propósito; “Ruins” fue concebida por las tristes sensaciones que le provoca a los hermanos Ericsson volver a su pueblo natal en decadencia tras macharse buena parte de su población a las grandes ciudades con el paso de los años; no me cabe duda que este melancólico y a la vez poderoso tema me acompañará en mis próximas escapadas, especialmente ese estremecedor y épico pasaje central con el teclado de Mikael Jansson como principal protagonista. Otro buen ejemplo de cuando la música no sólo fluye, sino también te influye…
Más aorera y ochentera se nos presenta en su inicio y estribillo “Summer of Love”, pero el resto de melodías acaban por transportarnos a ese modern rock que tan bien dominan y saben mezclar dentro de una misma canción degreed.
Muy bonita les ha quedado la versión de “Blue Virgin Isles” (1978) del cantautor y compatriota suyo Ted Gardestad fallecido en 1997, en la que Robin entona sus cuerdas vocales de manera especialmente emotiva y donde volvemos a encontrar algunos pasajes realmente épicos y evocadores que derivan al tema a una intensidad muy superior al original interpretado por la acaramelada voz de Ted.
Aumentamos de nuevo las pulsaciones con otros dos auténticos temazos como son las potentes “Sex” y “Body of Work”, desprendiendo cierto aire psicodélico la primera de ellas mientras la siguiente, pese a ese comienzo más aor, contiene riffs metaleros que nos conducen hacia otro fantástico estribillo; sea como fuere, dos claros ejemplos de las señas de identidad de los suecos.
Resulta obvio que con los coros y teclados que escuchamos a lo largo de “Born Under a Bad Sign” rinden su pequeño homenaje a Toto, consiguiendo que este mid tempo se desenvuelva de manera notable entre ese sonido con cierto toque retro y el más modernete y característico de los suecos, el mismo que vamos a encontrar en “Dont Let Go” donde, pese a la poderosa base rítmica y arreglos de teclados como protagonistas, sus melodías especialmente en el estribillo no las considero tan logradas, por lo que bajo mi criterio estamos ante el tema más flojillo del álbum.
¡Qué buena es “Alive” por Dios! Con esas sutiles guitarras de sonido grunge que acompañan la voz de Robin en su inicio, concluyen el disco con una creación intensa, (¡cómo suena el bajo!), con varios cambios de ritmo que van desde lo alternativo hasta incluso progresivo, y otra vez esos geniales arreglos sinfónicos; sin duda alguna uno de los mejores temas de toda su discografía y que sirve para finalizar de manera insuperable este Lost Generation.
Degreed nunca fallan ni sus seguidores visamos en el horizonte que puedan llegar a hacerlo si nos atenemos a la fantástica trayectoria que ya atesoran tras cinco trabajos publicados.
No deberíamos considerar a nuestros ideales metas por alcanzar, sino más bien un modo para orientarnos en la vida; quizás así podríamos evitar alguna que otra generación perdida; esta fantástica agrupación escandinava pone su granito de arena musical para que todos sus seguidores podamos conseguirlo.
DEGREED:
ROBIN ERICSSON: Voz y bajo
MATS ERICSSON: Batería
MICKE JANSSON: Teclados
DANIEL JOHANSSON: Guitarra y coros