Homenaje 80’s.
Por Carlos Bayón.
Esta para mí desconocida banda australiana nos presenta su segundo disco y en él nos encontramos una mezcla de hard rock, glam y teatro como si se fusionaran los hijos bastardos de Kiss o Mötley Crüe con una voz a lo David Bowie y hubieran dado a luz este espectáculo que nos traen a nuestros oídos. Pero no creamos que es ni mucho menos un engendro, este es un disco pegadizo, lleno de melodías y con lo mejor del glam más disparatado y loco, no hay más que ver la portada y las pintas del vocalista y líder absoluto Jason Crosson, acompañado siempre por dos chicas que supongo que harán las veces de cuerpo de baile y coros tanto en directo como en el disco.
Parece ser que su anterior disco Invincible tuvo buenas críticas entre la prensa especializada y cierto éxito en Alemania, pero en mi caso como ya digo al principio es la primera vez que los escucho y ni tan siquiera había oído hablar nada de ellos.
Aunque se reconocen los elementos glam de la propuesta aquí no vamos a encontrar nada de los primeros Poison o Pretty Boy Floyd, sigue el mismo gusto por las melodías y los estribillos fáciles pero igual que decía antes, está más cerca de los primeros discos de Mötley Crüe o Kiss o incluso de Hanoi Rocks, sobre todo en la actitud y en su parte más teatral sin ese falsete tan característico a unos The Darkness de la primera etapa, como se puede escuchar en el tema título y que tiene bastantes puntos en común con John Diva en ese intento de recuperar la parte más lúdica y divertida de los grupos de los 80. Y aunque en ciertos momentos pueda parecer una banda tributo, ni mucho menos se puede faltar al respeto a una fantástica propuesta llena de rock enérgico, no a lo mejor original pero que sí consigue entretener y hacer pasar un muy buen momento que como digo muchas veces es lo importante de la música.
Al disco no le falta de nada, sus himnos de estadio como la inicial “Everyone’s a Star”, “Merry Go Round” con un riff y una melodía que calca el “You Give Love a Bad Name” tanto que casi parece una versión, temas supermovidos como “Possesed”, la balada sentimental que suena a hard rock de los 80 del bueno y donde sí que hay cierto aire a los Poison del Look What The Cat Dragged In.
Entre canciones pegadizas y estribillos facilones el disco se pasa en un suspiro, no es muy largo tampoco como mandan los cánones y cuando acaba te deja un regusto a que no han descubierto el fuego pero que suenan muy bien y te lo vuelves a poner y te engancha, no te cansas y te descubres cantando a voz en grito sus canciones y piensas que por qué no más grupos como este sin miedo a enseñar sus influencias a volver a las raíces de un movimiento tan denostado como añorado. No se les puede echar nada en cara, son lo que son y no lo esconden y puede que muchos piensen que para eso ya están los originales, pero también es verdad que de vez en cuando faltan discos y grupos así también, sin complejos, artificiosos que no artificiales y que con diez canciones te hacen olvidar todo lo que te rodea.
Además lo hacen con respeto, son infecciosos aunque ahora no suene bien decirlo, y sobre todo adictivos, probad a poneros “Rest In Peace” con ese ritmo cadencioso que te va llevando poco a poco al estribillo con un sonido pop que embelesa.
A todo esto ha ayudado también el veterano productor Duane Baron que en su buena época hizo pareja con el malogrado John Purdell en muchos de los exitosos discos de gente como Ozzy Osbourne, Quiet Riot o Britny Fox entre otros.
JASON CROSSON: Voz y guitarras
