Simplemente magnífico.
Por Óscar L. Gónzalez «Mendo».
Me arrepiento, me arrepiento mucho.
Cada vez que salía un nuevo disco de este grupo, pasaba de ellos; tal vez fuera por el nombre tomado de un personaje femenino de la teleserie Twin Peaks interpretado por la estupenda y atractiva Sherilyn Fenn, tal vez porque hacía años había medio escuchado alguna canción demasiado punky, tal vez por la excesiva oferta musical que hay en nuestro genero favorito… no lo sé, pero me arrepiento de no haberles dado la oportunidad en su momento, de no haberles seguido y sobre todo, de no haberles visto y disfrutado en directo. Pero confiemos en que no sea demasiado tarde.
Justo un mes antes de la declaración de pandemia que puso el mundo patas arriba y dejó al negocio del rock al borde del precipicio, estos 5 rudos y veteranos vikingos lanzaron su disco en directo Waiting for the night grabado durante la gira de Blackout en su localidad natal Bergen, al sur de Noruega, y tengo que decir que en ese disco (que sí escuché y sigo escuchando) aparte de buenas canciones y un nivel interpretativo fuera de serie, se palpa una química en el grupo, una forma de sonar que parece que solo toque una persona, produciendo en mi ser la sensación de estar flotando en la gloria, con una selección de canciones extraída de su amplia discografía que va desde No hay banda de 2005 hasta Blackout de 2018. Lógicamente su gira se suspendió al quinto concierto y no lo pudieron presentar como se merece por las salas de Europa que ya se han pateado unas pocas veces.
Sacas un disco buenísimo, en directo, que te puede dar trabajo durante meses y todo se viene abajo… ¿Y qué hacen los genios ante un revés? Se levantan y avanzan, y pese a estar confinados cada uno en su casa, se las ingenian para grabar, producir y mezclar ellos mismos un disco como este Devil’s Bell en el cual muestran una madurez y un estado de inspiración máximo.
Siguen presentes las compenetradísimas guitarras dobladas de Arve Isdal y Thomas Tofthagen, el surfeante bajo de Espen Lien, y la personalísima voz de Toschie, un cantante fuera de serie que canta igual en directo que en disco, sin racaneos, siempre a muerte. Y qué decir del batería Kjetil Greve; me da mucha envidia… cómo se imbuye en los ritmos ternarios, y la pureza y limpieza de sus golpes. Una pasada.
En el sonido del disco se palpa la sensación de que ha sido grabado en directo, quiero decir, que una gran parte se ha grabado al mismo tiempo, pero sea como fuere, el sonido es natural, limpio, vivo, sin artificios, recordando al de su directo anterior y sus influencias (esto es una opinión mía, ojo) siguen siendo Thin Lizzy, los primeros Iron Maiden, Motörhead, el primitivo Ozzy y algún grupo más de la NWOBHM, que supongo cada oyente percibirá o no, todo ello tamizado y reabsorbido por el talento de estos muchachos que de música saben bastante.
El disco arranca con la epatante intro de “Ashes to ashes» en la que la voz recuerda a Ozzy y cuyo estribillo es música celestial. ¡¡¡Qué temazo, por Dios!!!
Más madera con la rápida «Animal” en la que estos maestros de la alquimia nos muestran detalles del punk yankee de este siglo y del metal europeo de hace 40 años, pero tamizado por sus miles de filtros. Fantástica, melódica, potente y con un punteo de bandera. Temazo.
El sonido Ozzy del Bark at the Moon mezclado con el hair metal de mediados de los 80 son la base de la estupenda “Break out”. La parte lenta del centro es digna de genios y el punteo doblado también. Temazo.
Más viejuna y polvorienta suena “Return to Grave Valley” en la cual suenan más a sus anteriores trabajos. Es instrumental y todos y cada uno de los músicos imparten un master de cómo ocupar su espacio sin tapar a los demás. A ratos me suenan a Maiden, y a ratos a Audrey Horne. Las guitarras hablan… qué maravilla.
“Danse macabre” es desde el inicio pura frescura e inspiración. La voz a lo Ozzy, la línea de bajo espectacular y el estribillo melódico a más no poder lo convierten en otro temazo. La parte atmosférica central la podría haber firmado Charlie Burchill. Qué bañada…
El galopante ritmo ternario a lo Maiden anuncia la canción que da título al disco, “Devil’s Bell», cuyo estribillo es una obra maestra. Cómo doblan guitarras con el bajo en otra línea diferente. Espectacular.
Para las dos siguientes canciones cuentan con la colaboración de su compatriota Frank Hammersland. En «All is lost» vuelven a beber de la fuente Maiden, pero con sus propias melodías, sus guitarras dobladas, y en «Toxic twins» se vuelven hacia el Punk/Motörhead, convirtiéndose en una apisonadora melódica. Vaya estribillo… solo me falta el kalimotxo en la mano. Eso sí, en el pasaje central dejan claro que pueden manejar una motosierra con la misma habilidad que un bisturí.
…Y si normalmente me suele dar pena cuando un disco bueno acaba, os podéis imaginar lo que siento ahora. «From darkness» es más larga en duración y está al mismo nivel que las otras 8, con sus guitarras dobladas, la voz aniñada de Toschie y Espen dando el contrapunto con su trasteante bajo. Es épica, poderosa, con partes atmosféricas y partes potentes. Una puñetera obra maestra que cuando termina te deja absolutamente vacío.
Han sido unas cuantas escuchas y 2 horas escribiendo. Puede parecer fácil, pero no lo ha sido. No tengo suficiente capacidad para plasmar negro sobre blanco lo que tiene este disco dentro. Tenéis que escucharlo y terminar mi trabajo.
Toschie declaró que con la gira de presentación de Devil’s Bell harán arder las salas de toda Europa. Allí estaremos, sin extintores y unos cuantos mecheros, con la intención de expiar culpas y disfrutar de la música de estos genios, que la vida es muy corta y nunca es tarde para rectificar.
GRANDÍSIMOS AUDREY HORNE, GRANDÍSIMOS.
AUDREY HORNE:
KJETIL GREVE: Batería
ARVE ISDAL: Guitarra
THOMAS TOFTHAGEN: Guitarra
TOSCHIE: Voz
ESPEN LIEN: Bajo