Críticas Extraños y Hermosos

ABSOLUTE ZERO «Never Surrender» (AOR Heaven, 2000)

ABSOLUTE ZERO «Never Surrender» (AOR Heaven, 2000)

De otra naturaleza.

Por José Ramón González.

 

Aunque le he dado muchas vueltas antes de empezar a redactar este texto, no he conseguido dar con una explicación (y explicarme a mí mismo), de por qué un álbum absolutamente irrelevante en la historia del rock melódico me ha cautivado durante tantos años, desde la primera vez que lo escuché. Si algún improbable lector sospecha que me reservo para el final la revelación sorpresa, a lo Agatha Christie, bajo la que se esconde la clave de la virtud secreta del disco, la sorpresa será que no la va a encontrar. Lo único a lo que puedo aspirar ―y mi único objetivo― es a expresar mi rendición incondicional ante una obra de la que no puedo exclamar «¡qué disco más bueno!», sino sencillamente «¡cuánto me gusta este disco!»; no es de esa clase, su naturaleza es otra. Y eso es suficiente pues, como decía la cita de Pascal «el corazón tiene razones que la razón no entiende».

A pesar de que sean muchas las conjeturas que pueda hacer al respecto, lo cierto es que no sé por qué este disco me gusta tanto, puesto que objetivamente no tiene nada especialmente llamativo para justificarlo. Comparado con tantas otras obras que podemos considerar imprescindibles y que han poblado desde hace años las listas de los discos más importantes del rock melódico, que todo aficionado hijo de vecino (de vecino rockero, se entiende) debe tener en su colección, no es nada. Nadie lo va a incluir en ninguna de esas listas, nunca va a aparecer, ni en la de rarezas probablemente. Sólo sería justificable en la lista Mis caprichos musicales. Puede que no sea más que eso, un capricho, un antojo, una terquedad; o una debilidad. En la acepción de la palabra «debilidad» referida al afecto, hay un matiz que podría transmitir la sensación de que uno se está disculpando por cometer el desliz de sentirse atraído por lo que no lo merece; pero hay otro que me gusta, que es el que intenta reflejar el atractivo que tiene algo frente al cual no es posible resistirse y ante el que uno cae felizmente rendido, voluntariamente hechizado. Seguramente pocos puedan entenderlo, y así uno se siente especial. Y esto me parece bonito. Eso lo hace sentirse único, por lo que es probable que el objeto de su encanto también lo sea.

Desde luego sí que podría afirmar sin asumir mucho riesgo que Never surrender, el único álbum de Absolute Zero, es un álbum único. No he encontrado nunca ningún otro que se le parezca, lo que por el contrario resulta bastante fácil con los cientos de primos cercanos y lejanos que le salen a bandas como Journey o Survivor. El sonido del disco es singular, marcado por una producción justita aunque muy bien aprovechada, y por la peculiaridad de que fue grabado diez años antes de su publicación. Esa producción proporciona al disco un sonido de graves muy cálido, muy agradable. Las guitarras rítmicas ofrecen una gama de riffs que combinan lo sencillo con chispazos de buen gusto al tiempo que las melodías creadas por las solistas funcionan a la perfección para invitar a tararearlas (algo que no es difícil encontrar en otros muchos trabajos del estilo). Por otro lado también podemos afirmar que los solos de guitarra no brillan precisamente por su virtuosismo, aunque según están planteadas y desarrolladas las canciones es un hecho que no empaña en absoluto el resultado final. Cumplen su función siendo capaces de aportar y mantener la intensidad de la canción con los recursos justos. Aunque no son composiciones caracterizadas por las notas fáciles y simplonamente pegadizas, sino que prefieren dejarse arrastrar por el flujo de unas canciones de base hardrockera que marca el tono de las mismas. En realidad Never surrender es un trabajo bastante rockero, en el que las melodías vocales tienen un peso muy relevante. Y en este aspecto es donde reside un atractivo ante el que admito que me resulta muy difícil resistirme (¿otra debilidad?): las dos voces. Marc Engeran y Chris Roberts conforman un dúo vocal que se complementa de un modo muy natural. Se reparten las tareas solistas y se apoyan en las segundas de maravilla. No son cantantes del tipo meloso, sino de arranque de garganta, lo cual encaja perfectamente en el estilo de un álbum que no necesita una presencia recargada de teclados para resultar tremendamente melódico.

El resultado termina siendo el de un conjunto de canciones en las que el ritmo es primordial, con un buen trabajo de bajo y batería. Como decía, nada que no se pueda encontrar en otros títulos o bandas. Sin embargo, y a pesar de que no sea capaz de encontrar ese algo que lo distingue del resto, no puedo encontrar ninguno que se le parezca. Quizás ese misterio es lo que lo hace especial y sea donde reside su atractivo inefable. Por lo que sí, para mí el único álbum de Absolute Zero es único.

absolute-zero-never-surrender-Cover
ABSOLUTE ZERO:
MARC ENGERAN: Cantante y guitarra solista
CHRIS ROBERTS: Cantante
RANDY SETTON: Teclados y coros
JIM ODON: Guitarra
DAVID PETERS: Batería
DAVID CAMPO: Bajo

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