Urban Rock Concept, Vitoria-Gasteiz.
Por Jokin Hernández.
Fotos: Black Demon.
No hay muchas oportunidades para disfrutar de bandas de este tipo, pero de vez en cuando la sala gasteiztarra nos sorprende con joyas del calibre de Alfonzetti, Roulette, Grand Design o los míticos Little Caesar que a principios de los 90 lanzarían un álbum de debut espectacular que los pondría en primer plano gracias a temas como ‘Down´N´Dirty’, ‘Hard Times’ o la versión de Aretha Franklin ‘Chain Of Fools’. Y a pesar de ser miércoles no había lugar a vacilaciones, asistir sí o sí, sin duda era la única posibilidad de ver a estas leyendas del hard rock, y eso es algo que no íbamos a dejar pasar ni de coña.
Liderados por el voceras Ron Young, dueño de una característica y ronca garganta, continúan inasequibles al desaliento ofreciendo grandes conciertos en los que el sucio rock and roll y el crudo hard rock con posos blues son interpretados con arrogancia y una actitud desmedida.
Un show fabuloso, crudo y visceral que atraparía a los fans desde los inicios con la gran ‘Piece Of The Action’, demostrando de inmediato que no tenían intenciones de que la energía bajara ni un ápice, y así, sin lugar al descanso, enlazarían un tema tras otro de manera fulgurante, y como si la vida les fuera en ello pasarían por encima de sus mejores trabajos extrayendo cada una de las joyas que los componen. Un sonido nítido y arrollador, un pequeño juego de luces y mucha actitud, no hace falta más para atrapar al espectador. One, two, three… y rock and roll del bueno para que la peña no deje de bailar en toda la actuación. Ron Young, cuya interpretación fue brillante, está bien respaldado por una máquina engrasada al máximo. Un batería brutal que golpea con una fuerza descomunal y que llegaría a romper parte de su pequeño kit, único respiro del show. El guitarrista rítmico y cofundador de la banda, Loren Molinare, o el Fito Cabrales yankee, dado el parecido con nuestro guitarrista vizcaíno. Un gigantesco y preciso Pharaoh Barrett a las cuatro cuerdas y Mark Tremaglia a la guitarra, encargado de prácticamente todos los solos de manera exquisita.
Al finalizar Ron agradecería de manera continua la respuesta del público por la gran acogida, que fue trasformada y devuelta con creces por su parte. «Esto es la música», repitió en varias ocasiones, advirtiendo que en pocos minutos saldrían a departir con los fans, sacarse fotos y firmar toda clase de merchandising, mostrando así una humildad que muchas rock stars no tienen. ¡¡¡Grandes!!!
