La venganza de los rockeros y una revelación.
Por José Ramón González.
Por primera vez en muchos años atendí a la sección de deportes de las noticias de la televisión. Habitualmente, cuando llega esa música de película bélica acompañada de imágenes a cámara lenta de un tipo intentando llegar a un balón al tiempo que otro aparece por un lateral metiendo la pierna, o de una mirada cargada de resentimiento hacia el perfil de un adversario que muestra también la suya, cambio de canal o apago el televisor.
En esta ocasión, uno de los titulares del Telediario del fin de semana anticipaba la noticia de la celebración de los cuarenta años de un título histórico en la música contemporánea: Back in black de AC/DC. La presentadora, ahora de pie, como en casi todos los informativos de todas las cadenas de televisión, dentro de un encuadre general en el que podemos verla de cuerpo entero, da unos pasos hacia la derecha de la pantalla. Mientras suena de fondo «Back in black», tras ellos, en las pantallas de envidiable tamaño, vemos a los miembros de la banda en diversas actuaciones. La presentadora se acerca al responsable de la sección de deportes que la espera con sus tarjetas en la mano en una suerte de coreografía modosa. Ella le pregunta si le gusta esa música a lo que él responde que el equipo de las noticias del fin de semana es muy aficionado. Me sorprende la afirmación que, partiendo de la sobriedad que tradicionalmente caracteriza al informativo, se transforma en una especie de reivindicación; algo que posiblemente sea una proyección mía. Es evidente que muchas cosas han cambiado con el paso de los años. AC/DC ya no es el grupo de chicos peligrosos que eran rechazados en espacios serios. La marginalidad del rock, a pesar de que persiste como una secuencia de su ADN, no es tan radical como hace años. Es fácil apreciar también que los habituales latiguillos referidos al hard rock, «rock duro», han sido convenientemente higienizados, al menos en lo referido a bandas que como AC/DC o Scorpions por ejemplo, se han ganado el respeto, tras años de carrera, en ámbitos en los que antes no gozaban de tal.
Saliéndose aparentemente del guión, la presentadora le pregunta: «¿Tú dices acedecé o eisidisi?» a lo que el de los deportes responde que acedecé, «es más tradicional, más español». Parece que él no esperaba la pregunta y hay unos casi imperceptibles instantes de titubeo que me atraen. Su actitud denota mucho más de lo que dice, porque ella, quizás sin pretenderlo, ha penetrado en un espacio personal y así, mágicamente, el aplomo y la seguridad del profesional se tambalean muy levemente para dejar intuir a una persona que, sin darse cuenta, ha mostrado un espacio de su intimidad. La música que nos gusta siempre es algo personal. Ella lo ayuda y asegura que además de saber mucho de deportes también sabe mucho de música, y que es algo que podremos comprobar más adelante.
Es el propio presentador de la sección de deportes, Marcos López, quien se encarga de la locución del corte dedicado al Back in black, que incluye además una breve intervención de Juan Pablo Ordúñez «El Pirata», que se jacta de que los antiguamente apestados rockeros se vengan cuarenta años después del inveterado desprecio saliendo en el Telediario. Me apetece creer que Marcos López ha pedido hacer la parte de AC/DC por su afición, al margen de sus conocimientos. El interés por el periodista me llevó a indagar: durante un tiempo hace unos años dirigió Zoom Music en el canal 24 horas, programa en el que era frecuente la presencia de bandas de rock (incluso se hacían referencias al AOR), como se puede comprobar en los vídeos disponibles en la página de TVE.
Otros lo conocerán mejor que yo y no se habrán sorprendido, pero como he dicho, no veo desde hace muchos años eso en lo que han convertido las noticias deportivas, particularmente y mucho menos ese bloque de todas las noticias de todos los canales dedicado casi exclusivamente al fútbol, espectáculo, en mi opinión, desagradable y aburrido que muestra, la mayoría de las veces, comportamientos poco ejemplares, que genera noticias que no informan de nada, que llena una cantidad asombrosa de espacio y tiempo en las televisiones, y que habitualmente es vestido de una épica ridícula e injustificada. Sin embargo, después de observar a ese presentador, al presenciar su leve turbación al expresar sus gustos musicales, no pude renunciar al interés por verlo de nuevo. Quería saber qué más decía el profesional de los deportes al que le gustaba AC/DC. Había descubierto que, pese a que en apariencia no compartíamos aficiones, coincidimos en algo muy personal. De repente quiero comprobar si desliza algún comentario más, si deja escapar un guiño rockero entre las curiosidades insustanciales de tal o cual futbolista, si pide que, mientras habla, suene de fondo otra canción de la banda australiana o de otro grupo en el que, a lo mejor, también coincidimos. Puede que, a través de él, logre interesarme por su sección.
Esa ventana a la intimidad se cerró enseguida. Acabado el corte sobre el aniversario de Back in black aparecen una vez más los sonidos sensacionalistas, los titulares de película de héroes en los que se ensalzan supuestas gestas de deportistas que se alargan sin que logren interesarme mínimamente. Marcos hizo un buen reportaje sobre el aniversario de un álbum imprescindible en la historia de la música; quizás fue idea suya incluirlo en el informativo y con ello culminó la venganza de los rockeros. Y nosotros se lo aplaudimos.
javi
A colación de tu columna podría escribir horas al respecto de los gustos reales o postureo que hay acerca del rock más comestible.
El otro día estaba pensando en cuántos formatos tenía el Back in Black y son 6, contando reediciones, etc.
Recuerdo cuando AC/DC sacaron el «Blow up your video»… muchos a los que les gustaba la banda dejaron de hacerlo o por lo menos no compraron ese disco al grito de … están muertos. Ésto ya sabemos que se ha repetido con otras muchas bandas y podría ser solo una cuestión de gustos, ese disco no le llegó a la gente que le emocionaba ¿Flick of the switch? (a mi me gusta…), pero lo radical superaba lo analítico.
En mi clase era el único al que le seguía gustando AC/DC en 1988 y ahí había un caladero de aficionados a Eros Ramazzotti, U2, Madonna, Dire Straits, etc, que solo mentar la palabra AC/DC les salía sarpullidos.
Es curioso que años más tarde, con la llegada de AC/DC a las ventas, coincidí con un antiguo compañero de clase por la calle, de esos a los que les molaba el Ramazzotti y como sabía de mis gustos (pasados), lo primero que me dijo fue… «ehh ya tengo mi entrada para el concierto de los AC/DC y se vienen (aquí vinieron varios nombres de otros que casi vomitaban al oir nombrar a la banda australiana). Lo primero que le dije fue… ¿y cuándo descubriste que AC/DC no te producía dolor de cabeza porque en el 88 eran unos melenudos ruidosos?. En fin, años más tarde, algo parecido me pasó con un amigo de esos que fue al concierto último que dio AC/DC y a parte de no tener ni un disco de ellos, conocía 6 canciones pero claro, ya podía decir que estuvo en un concierto de AC/DC porque era guay.
En los últimos años AC/DC suena en todas partes y todos son muy guays porque siempre les gustaron. Con el 40 aniversario del «Back in black» he escuchado auténticas meteduras de pata con los nombres de canciones, con los miembros del grupo (uno fue el de que el cantante de AC/DC, Angus…) etc etc.
Hace unos años que un «crítico musical» puso una canción de Whitesnake (Here I go again) en un programa de radio nacional no musical para ponerlos verdes y era/es un rockero, hay que ser gilipollas. Que si la anterior versión era mejor, que si desde el Slip era un grupo ruidoso… joder, pues pon el Here antiguo y cállate que la gente que escucha ese programa no tiene ni idea de lo que cuentas.
Pues en ese mismo programa, el otro día ponen un adelanto del nuevo disco de Bon Jovi… yo ni me compré el anterior así que… pero uno le da por ponerlo y hablar de Bon Jovi como si fuera su hermano y claro… ya le dio tiempo a otro a llamarle mamarracho… ¡¡es de traca!!, claro… a ese buen hombre ni se le ocurría llamar mamarracho a Sabina, Bruce Sprinsteen, Sting, Dylan, etc…, ¡¡pero es que no venía a cuento!!, pero tranquilos, que lo mismo cuando se cumplan 50 años del Slippery dirá que es un fan del Wanted dead or alive y gritará ¡qué gran cantante es el Jon!. hale, ya me he quedado a gusto.